Bilbao - “La noticia son los que no han venido”. Para el presidente de la Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi (CEAR), Javier Galparsoro, esto era lo realmente importante el día en que los tres eritreos solicitantes de asilo estaban “descansando” sus primeras horas en un piso de acogida de Bilbao tras un largo viaje desde Lampedusa, desbordada por la crisis de refugiados. Un flujo migratorio que continúa y que las bajas temperaturas en el Este de Europa o las costas tucas no han hecho sino empeorar. Han pasado dos meses desde que la imagen de Aylan, el niño muerto en una playa turca, agitase la conciencia de medio mundo, y más de un mes desde que la Unión Europea acordase la reubicación de 160.000 refugiados de Italia y Grecia en los estados miembro.

La noticia para Galparsoro ayer era, precisamente, que solo hayan llegado 12 de las 15.000 personas asignadas a España y las tres primeras a Euskadi dentro de un contingente de mil. El presidente de CEAR Euskadi denunció que el proceso de acogida está siendo “desesperadamente lento” y calculó que a este ritmo de “12 personas al mes” no se cumplirá el acuerdo migratorio por razones humanitarias alcanzado el 29 de setiembre en Bruselas. “El ritmo es casino y lentísimo”, por lo que reclamó “que se aceleren los procesos” ya que según recordó, muchas de estas personas se encuentran internadas en lugares precarios y que sus condiciones de vida van a empeorar con la llegada del invierno.

Galparsoro no dudó en responsabilizar de esta “lamentable lentitud” a las autoridades europeas y a los problemas que se están produciendo en los hotspots, o puntos calientes, para poder identificar a las personas que se juegan la vida en el Mediterráneo, una labor de la que se encargan el Frontex, el Gobierno italiano, la Agencia Europea de Apoyo al Asilo (EASO) y el Ministerio del Interior español. Aun y todo, el responsable de CEAR en Euskadi, dijo ver con “prudencia y moderada satisfacción” la llegada de los primeros tres solicitantes de asito a Euskadi por cuanto que supone el “comienzo del proceso”, ahora piloto, y que se podría acelerar a partir de diciembre con la llegada de los grupos ordinarios.

Para el veterano abogado “es un trago” explicar “lo inexplicable” a la sociedad vasca que, dijo, ha demostrado una vez más “que la solidaridad ciudadana va por delante de las instituciones”. Al mismo tiempo, agradeció las innumerables ofertas de acogimiento recibidas desde que estalló esta crisis.

Ahora los tres eritreos, entre los que no hay menores y se encuentran en buen estado, descansan en una de las 43 plazas que CEAR gestiona en Bizkaia y Araba. Próximamente, darán los primeros pasos en el proceso de asilo que ya han iniciado este año otras 90 personas en Euskadi. “No queremos generar refugiados de primera y de segunda”, aclaró Galparsoro. Tanto estas tres personas, como el resto que llegue en el contingente de reubicación europeo, seguirán el “itinerario habitual” de todo solicitante de asilo. Los trámites pueden llevar de tres a nueve meses, dependiendo de si siguen la vía ordinaria o sumaria (acelerada) para aquellos casos que están más claros.

Mientras tanto, la ONG les acompañará en el proceso de acogimiento en Euskadi. En primera instancia se les dará alojamiento en un piso de acogida y manutención. Después les enseñarán el entorno y el idioma y se les prestará atención psicológica si la precisan y orientación laboral. Transcurridos nueve meses se les reubicaría en una vivienda social o por libre, si han logrado estabilizase. En todo este tiempo, la ley prohibe su salida del Estado. En este sentido, Galparsoro explicó que “no tienen libertad de desplazamiento a otros países europeos”. Es decir, que no pueden pedir asilo en otro país de la UE.