praga - Los primeros ministros de la República Checa, Eslovaquia, Polonia y Hungría acordaron ayer en Praga mantener su rechazo a las cuotas obligatorias de redistribución de refugiados en la UE, como propone la Comisión Europea. “Hemos acordado que las medidas solidarias sean voluntarias”, dijo el jefe del Ejecutivo checo, Bohuslav Sobotka, anfitrión de la cumbre del llamado Grupo de Visegrado (V4). Su homólogo eslovaco, Robert Fico, subrayó que “introducir mecanismos automáticos es inaceptable para el V4”.

Los cuatro países excomunistas mantienen su postura, a pesar de la reciente escalada de la crisis migratoria que tiene a miles de refugiados de Oriente Medio varados en Hungría, desde donde pretenden llegar a Europa Occidental, y los llamamientos de Alemania y Francia de repartir a estas personas.

La República Checa se ha comprometido a aceptar voluntariamente 1.500 refugiados hasta 2017 y, en el seno de la reunión de Praga, no se barajaron nuevas cifras, explicó Sobotka. Por su parte, la primera ministra polaca, Ewa Kopacz, se refirió a una “solidaridad responsable” en la que “los Estados miembros tomen una decisión soberana sobre su intervención, según sus capacidades, para ayudar a los que los necesitan”. Polonia, con diferencia el país más grande de la región, se ha comprometido a recibir a 2.200 solicitantes de asilo. “No podemos sentarnos cada vez que llegan nuevos refugiados para repartir las cuotas. Debemos tomar medidas muy amplias para solucionar las causas del problema”, afirmó Kopacz, quien añadió que los que vengan deben ser “tratados dignamente”.

Los ministros de Exteriores de la UE, reunidos ayer en Luxemburgo, se mostrado divididos sobre cómo responder a la crisis de refugiados y especialmente en torno a la idea de repartir los refugiados en base a cuotas obligatorias, que rechazan de plano los países centroeuropeos, con Hungría a la cabeza. El jefe de la diplomacia húngara, Péter Szijarto, consideró injusto que países de la UE critiquen a Hungría por “defender” la frontera y “cumplir” con las normas que le obligan a impedir la salida de refugiados del país sin antes registrarles y avisó de que “Europa debe dejar crear sueños irrealistas y esperanzas para la gente que sólo quiere venir a Europa por motivos económicos”.

medidas más duras La postura de Hungría, donde se encuentran retenidos la mayoría de refugiados, se endureció ayer aún más. El Parlamento aprobó paquete de leyes que prevén, entre otras medidas, penas de hasta cinco años de cárcel por el cruce ilegal de sus fronteras, con el objetivo declarado de “aliviar la presión migratoria”. Cruzar las fronteras ilegalmente puede suponer tres años de cárcel, incrementados a cinco si la persona está armada o daña la valla alambrada que Hungría acaba de completar en su frontera con Serbia.

“Europa no tiene el derecho de dividirse frente a un desafío como este”, avisó el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, que dejó claro que “las recriminaciones no ayudan a controlar el problema”.

Alemania junto con Francia insistieron en la necesidad de garantizar una distribución equitativa de refugiados entre países con cuotas vinculantes. La ONU, no obstante, advirtió de que el plan europeo de acogida de refugiados no cubre el mínimo necesario y calculó en 200.000 las plazas que se requieren, 50.000 más de las que la Comisión Europea (CE) pedirá a los Estados miembros. - Efe/E.P.