Como suele ser habitual antes de agosto, el Euskobarómetro de mayo se acaba de publicar esta penúltima semana de julio.
Del estudio en sí cada uno se forjará su propia opinión, pero, y creo que no es la primera vez que lo escribo, nuestra Universidad, que debe ser el ariete de la innovación, investigación y desarrollo, sigue produciendo posiblemente el informe más vetusto del mercado.
El gigantismo del grafismo, el modelo de presentación, el seguir escribiendo la ya ilegible Vizcaya, Guipuzcoa y Álava en vez de las ya oficiales Álava-Araba, Bizkaia y Gipuzkoa (que ya están cambiadas hasta en la información meteorológica de la televisión española), las pírricas 600 encuestas para hablar de toda la CAV (cuando los estudios mínimos que se publican rondan las 600 por Territorio) la muestra realizada (sólo se han hecho encuestas en 21 de los 252 municipios que hay en la CAV, que ni siquiera se especifican cuáles son) la metodología domiciliaria utilizada sin especificar cuáles han sido los ratios de control, absolutamente esenciales en el uso de esta técnica tan dada a la picaresca por parte del encuestador, etc,? hacen que sea el informe menos atractivo y con menor rigor de los que publican todas las instituciones de nuestro entorno.
Un sinfín de aspectos que, aunque me duela escribirlos ya que hablamos de nuestra Universidad, creo que es necesario que consten por si alguien del equipo responsable de esta investigación puede mejorar este producto consiguiendo que, por fin, el Euskobarómetro, pase de ser una fugaz noticia veraniega a convertirse en un ejemplo de innovación en la investigación social marcando tendencia metodológica y sea un referente en la sociología, por lo menos, europea. (Vamos, lo que todas las instituciones públicas vascas exigen hoy al tejido empresarial vasco).
Dejando a un lado los aspectos técnicos de este veterano estudio, poco hay que destacar que ya no supiéramos, los datos poselectorales tras dos meses de las elecciones son más que conocidos. El capítulo que siempre quiere este informe reservar a ETA, aunque políticamente tiene su interés, socialmente es ya atemporal. Pero sí que me quedo, tras analizar con cariño este informe, con una sensación: tal vez estemos viviendo el momento donde la sociedad vasca identifica con más nitidez las enormes diferencias en la situación social, política y económica entre España y Euskadi. Opináticamente y refiriéndonos a estos tres aspectos, hoy podríamos hablar de dos naciones absolutamente diferentes.
Me quedo con estos dos detallitos de esta nueva entrega: por un lado que este Eusko Jurasic Barómetro podría, tal vez, ser el mejor estudio en los años 80, pero hoy ya es un ejemplo de lo que no se debe, al menos, publicar; y por otro lado, que con infinitamente menos ruido que nuestra nación amiga, Cataluña, la distancia social, política y económica respecto a España es, posiblemente, la mayor de la Historia.