vitoria - El Curriculum Vasco va quemando etapas, muy lentamente, pero avanza. Todo apunta a que, con matices y sin el consenso deseable, saldrá airoso del escrutinio del Consejo Escolar de Euskadi. Este órgano consultivo del Gobierno Vasco, en el que están representados junto a la Administración los principales sectores del sistema educativo -sindicatos, docentes, alumnado, familias, colegios concertados e ikastolas- debatirá en la permanente de mañana las enmiendas al dictamen del decreto de Educación Básica. Se aprobará definitivamente el 13 de julio. Aunque el informe no vincula al Ejecutivo de Iñigo Urkullu, la calidad de los agentes representados en el Consejo hace que sus pronunciamientos den o quiten legitimidad a los proyectos gubernamentales.
El borrador del dictamen, al que ha tenido acceso DNA, avala en términos generales el Curriculum Vasco elaborado por el Departamento de Educación en cuanto que “minimiza” la aplicación de “los aspectos más negativos de la Lomce”, fundamentalmente la segregación temprana del alumnado por itinerarios (orientados a la FP y al Bachillerato) y la reválida de ESO para obtener el graduado. De este modo, la normativa redactada por el Gabinete de Cristina Uriarte salvaría los muebles frente a la comunidad educativa que, en un acuerdo adoptado hace año y medio, expresó su “rechazo tajante” a la ley Wert al entender que su aplicación ocasionaría “una rémora” en la trayectoria de progreso seguida las últimas décadas. Y este rechazo no ha variado. Tanto es así que el Consejo solicita que las referencias a la Lomce “sean eliminadas” del texto, aun reconociendo que el Currículum Vasco vincula su aplicación “a la supervivencia de la ley”.
Pese a este apoyo, el dictamen que se cerrará mañana no es un cheque el blanco para el decreto incluido en el Plan Heziberri 2020. Y es que el Consejo Escolar aprecia grandes lagunas en el modelo plurilingüe. Y también varios aspectos a mejorar, entre ellos un tema que ha generado gran controversia los últimos meses en los colegios públicos. Las evaluaciones diagnósticas. En concreto, el máximo órgano de representación de la comunidad escolar vasca pide a Educación que el Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa (ISEI-IVEI) continúe realizando las evaluaciones como lo viene haciendo desde 2009, en 4º de Primaria y 2º de ESO.
Esta opinión coincide con el reciente pronunciamiento del Parlamento Vasco, que ha instado al Ejecutivo a corregir esta cuestión. El Consejo va más allá y recomienda su regulación en una orden a parte que incluya estas dos evaluaciones junto a las de 3º y 6º de Primaria, previstas en la Lomce, pero dejando la puerta abierta a que los centros puedan sustituir la de 3º por la de 4º, en función de cómo elijan organizar los seis cursos de esta etapa (en 2 ciclos de tres años o en 3 ciclos de dos). Eso sí, el Consejo se congratula de que el decreto prohíba que estas evaluaciones se puedan usar para hacer rankings de centros, como dice la Lomce.
Como cabía esperar, teniendo en cuenta pronunciamientos anteriores, el Consejo estima que la propuesta lingüística del Ejecutivo Urkullu para los próximos años nace coja y con sombras. En el apartado Bilingüismo y plurilingüismo, el órgano que preside Maite Alonso “no observa la suficiente confirmación práctica” sobre la forma en la que Educación va a garantizar “la igualdad efectiva” entre el euskera y el castellano, ni cómo va a asegurar “al euskera el tratamiento preferente necesario para compensar la desigualdad de uso social”. Cabe recordar que, frente a un amplio sector educativo y la Izquierda Abertzale, Educación ha decidido mantener el sistema de modelos lingüísticos, enriqueciéndolo con más inglés e introduciendo el euskera como lengua vehicular en ciertas materias en el modelo A (castellano). El modelo purilingüe ideado por el Gabinete Uriarte deja en manos de cada centro la elaboración de su propio proyecto lingüístico en función de las necesidades de su alumnado. Cada centro es el que decide la exposición horaria que da a cada una de las lenguas porque Educación no ha fijado un horario mínimo. Tampoco ha establecido los objetivos lingüísticos a alcanzar en euskera y castellano al final de la ESO, cuando el PNV en la oposición sí se lo exigió a la exconsejera socialista Isabel Celaá con su Marco de Educación Trilingüe. En este sentido, dice: “No queda claro para el Consejo en qué consistiría dicha adaptación y piensa, por el contrario, que habría que asegurar dichos niveles de competencia en ambas lenguas para todo el alumnado”. Este reproche da en la línea de flotación del plurilingüismo. Y es que lo que viene a decir el Consejo es que no se garantiza el bilingüismo al salir de la escuela. O, como mínimo, que no se explicitan los mecanismos para llevar a la práctica “la igualdad efectiva entre ambas lenguas” que consagra el decreto.