Bilbao - Más de la mitad de los niños que van a Urgencias lo hacen por casos banales, según se puso ayer de manifiesto en la reunión anual que la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP) celebra estos días en el Palacio Euskalduna de Bilbao, y en la que participan 600 especialistas de todo el mundo y algunos de los mejores expertos a nivel internacional. “Estos niños podrían ser atendidos en otro nivel asistencial porque no tienen una gravedad que requiera los servicios de un hospital pero esa percepción que tenemos los especialistas no es la que tienen los padres”, afirmó Javier Benito, presidente del comité organizador y jefe del servicio de Urgencias de Pediatría del hospital de Cruces.
“Se trata de casos banales que solo requieren la valoración de un sanitario y, sobre todo, tranquilizar a la familia y darle algún consejo. No requieren ningún tratamiento ni ninguna actuación urgente. Y por tanto no se necesita toda la infraestructura hospitalaria para esos casos”, subrayó. Benito evidenció que según las últimas estimaciones realizadas, uno de cada dos niños vascos, ha sido en el último año paciente en Urgencias.
El doctor Antón Castaño, presidente de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría lo resumió más gráficamente. “Las urgencias pediátricas están llenas de niños sanos”. Muchas veces hay niños que son llevados una, dos, tres o cuatro veces. Y no siempre o, mejor dicho, muy pocas veces, “con cuadros graves”.
Las patologías más frecuentes que sufren los más pequeños son las enfermedades infecciosas, las respiratorias o digestivas y dolencias relacionadas con traumatología.
“El problema es que cuando un servicio recibe muchísimos pacientes se puede ver perjudicada la calidad de la atención a otros enfermos que sí presentan una emergencia. Estamos peleando porque existan puntos de atención para atender estos casos urgentes para las familias aunque no para los especialistas”, resume Benito. Enlaza con esta idea Santi Mintegi, jefe de Urgencias del hospital de Cruces, quien recalca que “estas consultas no deben ser atendidas en los hospitales. Los padres no saben qué pasa y necesitan consultar con alguien, pero hay diferentes niveles a los que acudir primero”, señaló.
El congreso sobre Urgencias Pediátricas puso de relieve la necesidad de que la especialidad sea oficialmente reconocida. De hecho, Antón Castaño, aseguró que “la atención pediátrica urgente requiere una formación específica. Ya no puede quedar en manos de aficionados”. Subrayó Castaño que, “en espera del reconocimiento oficial son los propios profesionales los que por su actividad permiten una oferta de calidad asistencial al más alto nivel”. Estos servicios requieren el apoyo de las Administraciones, y más aún “en un entorno de restricción económica”, sostuvo Javier Benito. Su principal reto es el de lograr que los niños no sientan miedo ni dolor en las urgencias, y sobre todo que “la atención sea la misma independientemente de la hora y del día de la semana”.
Iratxe Mendieta, representante de las familias que consultan estos servicios, reclamó ayer que los profesionales generen “tranquilidad y seguridad” humanizando su práctica clínica diaria.