Son exactamente los días que quedan para que acabe la campaña electoral. Dos días después nos podremos acercar a las urnas y elegir a nuestros equipos y líderes municipales y forales para los próximos 4 años, ¡ahí es nada!
Si para un avión o barco pedimos que nos piloten los capitanes que más horas de vuelo o de navegación tienen, para llevar nuestro municipio y nuestra diputación, que al fin y al cabo es donde pasamos el 90% de nuestra vida, qué menos que intentar elegir a los mejores.
Aunque quedan 40 días, cada uno ya tendrá más o menos claro qué va a hacer o lo que es más habitual, a quiénes no va a dar la confianza para llevar el timón de nuestras instituciones más cercanas. Cuatro años pasan rápido, pero al igual que aquel irresponsable capitano, Francesco Schettino, hundió su barco y se fue corriendo tras un cúmulo de indecentes decisiones erróneas, en 4 años hay mucho tiempo para liarla gorda, por eso el timonel, y más en este momento, es esencial.
Tiempo tendremos en estos 40 días de analizar y entender lo que los diferentes partidos, coaliciones y asociaciones nos proponen, pero hoy al calor de estas nuevas agrupaciones y partidos que aparecen en escena es importante analizar cuál está siendo su aportación.
Aparecen dos nuevas agrupaciones bajo el manto de Podemos y Ciudadanos que de diferente manera, sobre todo el mundo de Podemos, está revolucionando, por lo menos, las expectativas que marcan las encuestas. Hay que reconocer en estos nuevos partidos una gran virtud: han sido capaces de aunar el malestar y cabreo social por la crisis económica, política e institucional que hemos sufrido todos estos últimos años. Esto no es discutible, además han señalado a la clase política tradicional como parte de todos estos problemas y eso les ha hecho hacerse un hueco nada despreciable en la simpatía ciudadana.
También han conseguido empezar a regenerar los partidos tradicionales y abrir en ellos procesos más democráticos y participativos además de incluir sistemas de control interno y transparencia en la gestión impensables hace sólo 10 años. Hoy, por ejemplo, no sería entendible que sólo el dedo como el de Aznar señalara a Rajoy como su sucesor, o que un dedo invisible decidiera que la ya olvidada Laura Mintegi fuera la candidata de EH Bildu a lehendakari. Ambos partidos empiezan ya a realizar procesos más trasparentes y consultas reales a sus bases, aunque queda mucho por hacer, por lo que estamos viendo últimamente en ambas formaciones.
Esta lectura de “lo que ha pasado” es acertada por parte de los nuevos partidos, el problema con el que se están encontrando es que son absolutamente incapaces de proponer futuro, de plasmar acciones concretas, de llevar esa transparencia y democracia a sus militantes, son incapaces de organizar su organización, hoy votan por Internet una cosa y mañana deciden otra, son abanderados de la igualdad y en la foto de los principales candidatos hay 11 hombres y 2 mujeres, y todo esto no genera la confianza suficiente para que esa intención que las encuestas marcan, cristalice dentro de 40 días en forma de voto real.
Estos nuevos partidos están oxigenando la política y es de agradecer, pero no están siendo un ejemplo de organización interna, ni tampoco presentan proyectos de futuro que ilusionen a la sociedad, siendo esto de momento definitivo para introducir nuestro voto en la urna municipal y foral. Lo seguiremos analizando, quedan 40 días?