londres - Las condenas a muerte en el mundo aumentaron en 2014 un 28% con respecto al año anterior como medida para presuntamente combatir “la delincuencia, el terrorismo y la inestabilidad interna”, alertó ayer Amnistía Internacional (AI). Al presentar su informe anual, AI señaló que el número de penas de muerte registradas el año pasado aumentó debido a países como Egipto y Nigeria, que declararon “condenas colectivas” en “un contexto de conflicto interno e inestabilidad política”. De esta forma, el número de condenas a muerte a nivel mundial fue en 2014 de 2.466, un 28 % más que en 2013, en parte debido a sentencias que buscan ser ejemplares en casos de terrorismo y otros delitos graves.
En Nigeria se registraron 659 condenas a muerte en 2014, un incremento de más de 500 respecto a las 141 de 2013. Los tribunales militares impusieron durante el año, en juicios diferentes, condenas a muerte colectivas contra unos 70 soldados que habían sido declarados culpables de amotinamiento en el contexto del conflicto con Boko Haram.
En Egipto, los tribunales impusieron al menos 509 condenas a muerte durante 2014, 400 más que las registradas durante el año anterior. Entre ellas se encontraban las condenas colectivas dictadas contra 37 personas en abril y contra 183 personas en junio, tras juicios injustos también colectivos.
“se engañan a si mismos” El secretario general de la organización, Salil Shetty, advirtió de que los países que utilizan la pena de muerte como herramienta para disuadir la comisión de crímenes o actos de terrorismo “se engañan así mismos”. “No hay ninguna prueba que demuestre que la amenaza de la pena de muerte sea un elemento disuasorio contra el crimen más poderoso que cualquier otro castigo”, afirmó.
Shetty también consideró que es “vergonzoso” que “tantos países en el mundo jueguen con las vidas de las personas, ejecutándolas por terrorismo o para sofocar la inestabilidad interna, basándose en la premisa errónea de la disuasión”.
En base a los resultados del informe, que apunta a un descenso de las ejecuciones a nivel mundial, existen “buenas” noticias, pues “la pena de muerte empieza a ser una cosa del pasado”, señaló el secretario general. Sin tener en cuenta a China, país del que no se tienen datos fiables, aunque AI calcula que hubo más de mil ejecuciones el año pasado, en 2014 se ejecutó al menos a 607 personas en 22 países, lo que supone una reducción del 22 % con respecto a 2013, cuando las muertes ascendieron a un total de 778.
china, un secreto a voces Según Amnistía, China condena y ejecuta a muerte a multitud de personas cada año, pero como “las cifras de la pena capital se consideran secreto de Estado, resulta imposible determinar el número exacto”. En China, las autoridades utilizaron la pena de muerte como herramienta punitiva en la campaña de “mano dura” contra los disturbios en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang. Aquí, se ha ejecutado a al menos a 21 personas durante el año en relación con diferentes atentados, y tres personas fueron condenadas a muerte en un acto público de imposición de condenas celebrado en un estadio ante miles de espectadores. “En un año en el que las abominables ejecuciones sumarias a manos de grupos armados quedaron grabadas como nunca antes en la conciencia global, resulta demoledor que los propios gobiernos recurran a un aumento de las ejecuciones como acto reflejo para combatir el terrorismo y la delincuencia”, lamentó el secretario general de la ONG.
Después de China, la República Islámica de Irán fue el segundo país que más personas ejecutó en 2014, con 289 muertes confirmadas oficialmente y al menos 454 no reconocidas, seguido de Arabia Saudí, con al menos 90 ejecuciones, Irak, con alrededor de 61, y Estados Unidos, que ejecutó a 35 personas. Además, en países como Corea del Norte, Irán o Arabia Saudí, los gobiernos siguieron usando la pena de muerte como herramienta para reprimir la disidencia política. Otros Estados recurrieron a las ejecuciones en intentos igualmente fallidos de responder a los elevados índices de delincuencia.
progresos en latinoamérica En el caso de Latinoamérica, la experta en pena de muerte de AI Chiara Sangiorgio dijo que es una región “muy interesante”, ya que, “por un lado están los países que primero eliminaron la pena de muerte, como Venezuela, y por otro algunos que la siguen aplicando como medida correctiva”, como Trinidad y Tobago en el Caribe. A pesar de ello, se han realizado notables progresos, como la abolición de esta pena en Cuba y en Guatemala, apuntó. Sangiorgio dijo que “confía” en conocer un mundo donde la pena de muerte sea abolida y apeló a que en los últimos 20 años se han hecho grandes avances, siendo Fiji el país número 99 en derogar dicha condena el pasado mes de marzo. Además, el número total de países que ejecutan las condenas ha disminuido de 41 en 1995 a 22 en 2014.
Como Shetty, Sangiorgio lamentó que la pena de muerte se siga aplicando en muchos países como castigo ejemplar para disuadir la comisión de delitos, incluidos de presunto terrorismo.