GASTEIZ - No es la primera vez ni será la última que las instituciones aquitanas y vascas reclamen la implicación de las altas instancias europeas en la supervisión del proyecto de la alta velocidad ferroviaria en el Eje Atlántico. España ha mantenido al ralentí su compromiso y Francia, directamente, ha olvidado su responsabilidad en el trazado Burdeos-Dax que permitiría el enlace con Hendaia. Las conclusiones del último informe de carácter meramente consultivo elaborado en base a opiniones economicistas y ambientalistas, han vuelto a poner de manifiesto la necesidad de que el Gobierno galo adopte una decisión sobre esta infraestructura y asuma las obras a su paso por el Sudoeste del pentágono. Así se lo ha exigido ya la Comisión Europea y, a otro nivel, los representantes de la eurorregión Euskadi y Aquitania. Europa lo tiene claro: dar preferencia a los trazados de la alta velocidad ferroviaria calificados como prioritarios, entre el que se incluye tanto la Y vasca como la conexión por Hendaia con Francia y con el continente europeo. Así lo confirmó Michael Cramer, presidente de la Comisión de Transportes del Parlamento Europeo hace un par de semanas. Y los responsables institucionales de Aquitania y de Euskadi también.

Tal y como ha podido saber este medio, responsables de la Viceconsejería de Transportes del Gobierno vasco comentaron y compartieron en la jornada de ayer “esta particular y puntual opinión” reflejada en el citado informe con una delegación aquitana que también expresó su deseo de que la línea del corredor Atlántico “se realice cuanto antes para garantizar el desarrollo económico y social de esta estratégica parte de Europa”.

Sostenibilidad Durante una reciente visita para comprobar el estado de los trabajos en la geografía vasca, Cramer pidió al Ejecutivo de Hollande que acelere el proyecto para conectar su red de alta velocidad ferroviaria a la Y vasca, un trazado estratégico para el Parlamento Europeo ya que formará parte del eje ferroviario Madrid-París-Helsinki, una de las redes básicas para la movilidad sostenible por el viejo el continente a largo plazo.

Cramer reclamó a Francia un mayor compromiso y pidió al Gobierno galo que destine los fondos europeos que recibe en materia de Transportes a ejecutar los tramos ahora cuestionados -Burdeos-Dax y Burdeos-Toulouse- por un documento que a juicio del parlamentario Dani Maeztu (EH-Bildu) supone un “varapalo” ya que rechaza “la utilidad pública” de ambas líneas ya que, según expone el informe, podría contribuir a despoblar localidades de tamaño mediano y rurales a favor de los grandes núcleos de población.

En este sentido, fuentes del Gobierno vasco consideran que se trata de un informe “con un error de concepto” porque habla al mismo tiempo de “neoliberalismo” y de “tren ómnibus” [unidades que enganchan todo tipo de vagones y paran en todas las estaciones], algo que poco tiene que ver con la prioridad europea marcada para los principales corredores de transporte de personas y mercancías, en este caso el Atlántico. “Algo, en definitiva, muy ideologizado y de escasa voluntad social”, apostillaban.

En cualquier caso, y una vez oídas tanto las advertencias de la Comisión de Transportes como las conclusiones de este informe -que también reconoce el lado positivo de la alta velocidad ferroviaria- deberá ser el Gobierno francés el que se pronuncie definitivamente sobre este trazado, prioritario para Europa, calificando de utilidad pública ambos trayectos desaprobados por la veintena de representantes de la sociedad civil que lo elaboraron.