Madrid - El invierno se despidió ayer a las 23.45 horas y en su último día se impuso la lluvia, viento y nubes en muchas partes del Estado español, lo que impidió que astrónomos, aficionados y curiosos disfrutaran en su totalidad del eclipse solar. Cientos de ciudadanos se acercaron ayer a museos, planetarios y observatorios con ganas de ver este fenómeno que en España fue parcial y que comenzó a las 07.44 hora local por El Hierro, en las Islas Canarias, donde la magnitud del eclipse fue la menor.
Pese a las nubes en muchas provincias, científicos y aficionados pudieron disfrutar de unas horas de divulgación y de un eclipse de Sol que no volverá a ser visible en España hasta el 21 de agosto de 2017 (en malas condiciones porque coincidirá con la puesta de sol). Para ver un eclipse solar total en España habrá que esperar al 12 de agosto de 2026 y al 2 de agosto de 2027.
Entre las zonas más afortunadas destaca la capital aragonesa en donde, contra todo pronóstico, las nubes que cubrían desde días atrás el cielo se apartaron lo suficiente como para no defraudar el interés suscitado en torno a este hecho. También la meteorología se alió con la astronomía en Valladolid, donde un cielo despejado posibilitó la visión del eclipse En Galicia, la coincidencia de una jornada festiva y los cielos despejados, animaron a miles de personas a acudir a observatorios y a salir a la calle para disfrutar del fenómeno.
Eclipse en Europa El norte de Europa disfrutó ayer de un privilegiado eclipse solar y unos pocos miles de personas pudieron observar durante un par de minutos el fenómeno completo desde el archipiélago noruego de Svalbard, mientras que las nubes empañaron parcialmente la experiencia en las islas Feroe.
Las Feroe, territorio autónomo danés situado en el Atlántico, y las Svalbard, en el océano Ártico, fueron los dos únicos puntos del planeta desde los que se vio cómo el disco solar quedó ayer completamente oculto por la luna.
En el archipiélago de Svalbard el eclipse pudo contemplarse sin ningún impedimento gracias a que el cielo estaba libre de nubes, aunque las temperaturas oscilaban entre los 15 y los 20 grados bajo cero.
La llegada de visitantes a estas islas fue considerable y su localidad principal, Longyearbyen, vio duplicada estos días su población, que habitualmente no llega a los 2.000 habitantes.
En Reino Unido por ejemplo, una espesa capa de nubes acabó con las esperanzas de los entusiastas de disfrutar del fenómeno.
En Alemania fueron también muchas las personas que se sumaron a la observación del cielo en actos organizados o en espontáneas reuniones en los parques, aunque las nubes deslucieron el espectáculo. Mucho se había especulado con la posibilidad de que durante el eclipse se registraran apagones en el país, y las principales empresas gestoras de las redes de distribución de energía mostraron su satisfacción tras superar la prueba sin problemas. Las propias empresas habían informado en los días previos de las medidas adoptadas para evitar interrupciones en el suministro, recordando que en Alemania buena parte de la energía procede de las plantas fotovoltaicas, con una potencia instalada de 39.000 megavatios, y que, durante el eclipse, durante dos horas y media el sol estaría en buena parte oculto. - Efe