VALENCIA. Fuentes de la Universidad de Valencia, Antares y KM3NeT son dos telescopios que permiten la observación de neutrinos cósmicos mediante la instalación de una red de detectores de luz en el fondo del mar.

Juan Zúñiga, profesor del Departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universitat de València e investigador del Instituto de Física Corpuscular, ha indicado que los neutrinos "son capaces de viajar a distancias intergalácticas sin ser absorbidas ni desviadas, algo que no es posible con otros mensajeros más tradicionales como los fotones o los rayos cósmicos".

A raíz de los estudios realizados con Antares, se ha observado que el Mar Mediterráneo ofrece "importantes ventajas para realizar este tipo de experimentos, a diferencia de IceCube, el telescopio situado en el Polo Sur que observó por primera vez neutrinos cósmicos", ha subrayado Juan de Dios Zornoza, investigador y organizador del congreso.

"Desde el Hemisferio Norte se tiene una mejor visibilidad del centro de nuestra galaxia y, en el agua, se puede reconstruir mucho mejor la dirección de llegada de los neutrinos, algo fundamental para un telescopio", ha afirmado.

Durante este encuentro científico, que se celebrará el 23 y 24 de febrero, se analizarán los resultados obtenidos desde el 2008 por el primer telescopio de neutrinos submarino, Antares, así como los avances en la construcción y estudios sobre las prestaciones del futuro telescopio KM3NeT.

Según han indicado las mismas fuentes, el telescopio Antares, debido a su reducido tamaño, todavía no ha podido observar una señal cósmica pero ha permitido demostrar la viabilidad de esta técnica en el mar Mediterráneo.

Por este motivo, se diseñó un instrumento de un volumen mucho mayor, el KM3NeT, adecuado para la detección de los neutrinos cósmicos y que abarcará más kilómetros cúbicos en el fondo marino, que se distribuirán en las zonas cercanas a Marsella (Francia), Sicília (Italia) y Pylos (Grecia).

Según el Instituto de Física Corpuscular, entre 2015 y 2016 se instalarán 31 líneas, equipadas con 558 módulos y está previsto que para el año 2020 estén completadas más de 200 líneas, a falta de la construcción final, que sumarán unas 700 líneas en total.

"Una de las ventajas de los telescopios de neutrinos es que se pueden empezar a utilizar según se van instalando las líneas, sin esperar a tener el proyecto terminado", ha subrayado Juan Zúñiga.

Además, estos experimentos también proporcionan una plataforma ideal para estudios relacionados con la biología y geología marina ya que dan la oportunidad de instalar sensores a gran profundidad y durante largos periodos.

En el desarrollo de estos experimentos destaca la participación española, dirigida por el grupo del Instituto de Física Corpuscular. También contribuyen al proyecto otros grupos españoles como el Instituto para la Gestión Integrada de zonas Costeras (IGIC), de la Universidad Politécnica de Valencia en Gandía y el Laboratori d'Aplicacions Bioacústicas (LAB), de la Universitat Autònoma de Barcelona.