GASTEIZ. La organización ecologista SEO/BirdLife ha explicado hoy en un comunicado que el dispositivo GPS fue colocado en este ave rapaz a mediados de febrero de 2014 mientras invernaba en Aguíñiga, en el municipio alavés de Ayala.

Este milano real, que fue bautizado como Pobes, partió un mes más tarde hacía sus territorios de cría, situados más al norte. Atravesó los Pirineos y recorrió Francia camino de Luxemburgo, aunque a la altura de Colonia (Alemania) viró hacia el sur.

En las inmediaciones de Heiteren, en Alsacia (Francia), su señal se debilitó y en abril se recibió la última transmisión.

SEO/BirdLife contactó entonces con la protectora francesa LPO (Ligue pour la Protection des Oiseaux) para intentar averiguar lo ocurrido. Los técnicos de esta ONG francesa localizaron al milano real en las últimas coordenadas emitidas, con claros síntomas de envenenamiento y junto a un zorro también muerto.

Los resultados de la necropsia y de los análisis toxicológicos -que acaban de conocerse- certifican la el Estado.

Se trata, según ha señalado SEO/BirdLife, de un pesticida comercial usado contra plagas en cultivos, pero que también tiene "un uso ilegal e imprevisto como el envenenamiento de animales".

La utilización de cebos envenenados, que está prohibida en la legislación española y europea, es "un método masivo, no selectivo y cruento", que afecta a muchos ejemplares a los que no va dirigido, entre ellos, las especies amenazadas y los animales domésticos.

En opinión de la organización ecologista, la muerte de Pobes "confirma que el uso de cebos envenenados es una de las causas del declive de las poblaciones del milano real", una especia en peligro de extinción

De hecho, en julio del año pasado se registró un caso de envenenamiento también por carbofurano en Ayala (Araba), muy cerca de donde fue marcado Pobes, que causó la muerte de una pareja de milanos negros y de los dos pollos que cebaban y que aún permanecían en el nido.

Entre 2005 y 2010 murieron en España 4.395 ejemplares de distintas especies debido al uso de cebos envenenados. Para SEO/BirdLife esta cifra es "la punta del iceberg", ya que "únicamente se encuentran entre un 7 % y un 10 % de los ejemplares envenenados", por lo que podrían ser hasta 45.000 los animales muertos por este motivo en cinco años.