ROMA. "No podrá haber prioridad de otro tipo de consideraciones, sean de la naturaleza que sean, como por ejemplo, el deseo de evitar el escándalo, porque no hay absolutamente lugar en el ministerio para los que abusan de los menores", apunta en la misiva.

Además, precisa que "las familias deben saber que la Iglesia no escatima esfuerzos en la tutela de sus hijos y tienen el derecho de recurrir a ella con plena confianza porque es una casa segura".

De esta forma, ha pedido a los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos su colaboración con la Pontificia Comisión para la Tutela de Menores para "erradicar de la Iglesia el flagelo del abuso sexual de menores y adultos vulnerables, y abrir un camino de reconciliación y curación para quien ha sufrido abusos".

El organismo creado por Jorge Mario Bergoglio para la prevención de la pedofilia el pasado mes de marzo cuenta ahora con 17 miembros, altamente cualificados, representantes de todos los continentes. Entre ellos, hay además dos personas, un hombre y una mujer, que fueron víctimas de abusos por parte de un sacerdote cuando eran niños. El presidente de esta Comisión es el arzobispo de Boston, Sean O'Malley, que tuvo que tuvo que afrontar casos de pedofilia en su propia diócesis.

Para el Pontífice, esta colaboración entre las Conferencias Episcopales de todo el mundo y la Pontificia Comisión para la Tutela de Menores pasa por el "intercambio mutuo de praxis virtuosas y de programas de educación, formación e instrucción por lo que se refiere a la respuesta que se ha de dar a los abusos sexuales".

Asimismo, el Papa reclama a las Iglesias locales que "se cumpla plenamente la circular emanada por la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 3 de mayo de 2011, para ayudar a las Conferencias Episcopales en la preparación de las líneas maestras para tratar los casos de abuso sexual de menores por parte de clérigos".

REVISION PERIODICA

Por ello, ha exigido explícitamente que pongan en marcha un instrumento "para revisar periódicamente las normas y comprobar su cumplimiento". Concretamente, ha pedido al obispo diocesano y a los superiores mayores que verifiquen en las parroquias y en otras instituciones de la Iglesia la garantía de "seguridad de los menores y los adultos vulnerables".

El Pontífice ha puesto de manifiesto que es un deber de la Iglesia "manifestar la compasión de Jesús a los que han sufrido abuso sexual, y a sus familias". Por ello, ha instado a las diócesis y los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica a "establecer programas de atención pastoral, que podrán contar con la aportación de servicios psicológicos y espirituales".

Finalmente, ha pedido que se reconozcan "humildemente" y se reparen "las injusticias del pasado" para que la Iglesia sea fiel a su tarea de proteger a quienes son los predilectos de Jesús.