madrid - Unicef lanzó ayer el mayor llamamiento de su historia para atender las necesidades humanitarias de millones de niños que sufren las consecuencias del ébola, “un monstruo con varias cabezas”, en Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona, la violencia en la República Centroafricana o el conflicto en Siria.

Hoy, en los tres países africanos afectados por el brote de ébola, lograr cero casos de infección por el virus se ha convertido en “una meta alcanzable”, pero hay que seguir luchando hasta mucho más allá del último caso, señaló por videoconferencia Laurent Duvillier, especialista en Comunicación de la oficina de UNICEF para África Central y Occidental, con sede en Senegal.

menores huérfanos El ébola “destrozó” la vida de millones de niños, que perdieron a sus padres, dejaron de ir a la escuela durante meses y no fueron vacunados contra enfermedades evitables como la polio, la rubeola o la malaria, por lo que pueden morir como consecuencia de esas dolencias, explicó Duvillier, que ha viajado a distintos países afectados por el brote de ébola.

Ahora, subrayó, las organizaciones humanitarias, en colaboración con las comunidades y los gobiernos, tienen que revitalizar y fortalecer los sistemas de salud, de protección y de educación de estos países que fueron “derrumbados” por el ébola y que ya se encontraban en una situación de fragilidad y debilidad antes de la crisis.

“El ébola es mucho más que una enfermedad. Es un monstruo que tiene varias cabezas, que aterrorizan a los niños de varias formas, y, para derrotarlo, hay que cortar todas las cabezas”, resaltó Duvillier.

Yolanda Romero, que trabajó en Unicef Sierra Leona en los últimos seis meses de 2014, destacó la importancia de la labor de Unicef para enviar materiales médicos, informar a las comunidades sobre el ébola para cortar los contagios, formar al personal sanitario y poner en marcha de centros de observación para comprobar que los niños huérfanos no tenían ébola. - Ximena Hessling