lima - La Cumbre del Clima de Lima aprobó ayer un documento que implica que, por primera vez en la historia de las negociaciones climáticas, todos los países deben presentar acciones para combatir el calentamiento, de manera que encauza un futuro acuerdo en París 2015, aunque deja muchos frentes abiertos.

Según el texto adoptado, La llamada a la Acción de Lima, todos los países tienen que presentar a Naciones Unidas, antes del 1 de octubre de 2015, compromisos “cuantificables” de reducción de gases de efecto invernadero de una manera “clara, transparente y entendible por todos”. Esos compromisos deben ser “ambiciosos” y “justos de acuerdo a las circunstancias nacionales”, y han de ir acompañados de información detallada de las acciones que va a desarrollar el país para que esa disminución de emisiones se cumpla.

También se “invita” a los países a que incluyan en sus compromisos cómo van a contribuir a financiar la adaptación a las sequías, subida del nivel del mar o pérdida de cosechas que acarreará el cambio climático; una fórmula lingüística elegante para tranquilizar a los países en desarrollo que se negaban a firmar nada que no hiciera referencia a la adaptación.

El otro gran avance del acuerdo de Lima, alcanzado in extremis en un intenso día de prórroga de las negociaciones, es que, tras la presentación de los compromisos, la ONU analizará el impacto global de esas contribuciones nacionales para determinar si son suficientes para que la temperatura del planeta no suba más de dos grados a finales de siglo, respecto a niveles preindustriales.

Tras la aprobación del acuerdo, el comisario europeo de Energía y Clima, el español Miguel Arias Cañete, valoró “la flexibidad” que han mostrado los cerca de 200 países reunidos en Lima para que estas negociaciones, que estuvieron bloqueadas hasta apenas dos horas antes de concluir, “salieran adelante”. Arias Cañete consideró que esta flexibilidad envía una señal positiva para avanzar en los próximos doce meses, y adoptar un acuerdo global de lucha contra el cambio climático en la próxima cumbre, que se celebrará en París, en diciembre de 2015.

falta de concreción El texto contiene muchas referencias a los “elementos” que deberá contener ese futuro acuerdo de París, pero sin concretarlos, ya que en los trece días que ha durado la reunión quedó claro que, en Lima, el consenso iba ser imposible en torno a esos temas. Ese hecho, implica “que quedan muchos frentes abiertos y mucho trabajo por delante el próximo año” para que París sea un éxito, asegura Teresa Ribera, directora de uno de los principales lobbies climáticos europeos, el IDDRI.

Lima deja abierta, por ejemplo, la fórmula jurídica que tendrá el futuro acuerdo, aunque propone tres opciones: “protocolo”, “instrumento legal” o “resultado acordado”. Y habla de que deberá ser un pacto “equilibrado y de equidad”, que contenga “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, pero no detalla cómo se va articular esa diferenciación.

Por su parte, la organización ecologista WWF considera un “fracaso” esta cumbre al no alcanzar un acuerdo sobre planes específicos para reducir las emisiones antes de 2020. A su juicio, una decisión sobre este tema “sentaría las bases para terminar la era de los combustibles fósiles y se aceleraría el paso hacia las energías renovables y una mayor eficiencia energética”.