MADRID. La cooperante de Médicos Sin Fronteras, repatriada desde Mali para ser sometida a observación médica ante la eventualidad de que pudiese desarrollar ébola, cumple mañana los 21 días de cuarentena establecidos para los que hayan podido estar expuestos al virus y así descartar definitivamente el contagio.

Según las últimas informaciones de las autoridades sanitarias, la cooperante navarra no ha presentado los síntomas de la enfermedad y sigue asintomática tras superar ese período, considerado el tiempo máximo para desarrollar el virus desde el contacto de riesgo.

Desde el pasado 21 de noviembre, como medida de prevención, la trabajadora sanitaria, que ha decidido preservar su identidad, está bajo observación en la sexta planta del hospital Carlos III de Madrid.

Ese día, la médico llegó a España en un avión de Médicos Sin Fronteras tras pincharse accidentalmente, el día anterior, con una aguja que había estado en contacto con material contaminado por ébola.

La segunda jornada de ingreso de la cooperante coincidió con el final del periodo de vigilancia al que estaban sometidos los sanitarios de ese hospital, que atendieron a la auxiliar de enfermería Teresa Romero: más de un centenar de médicos y enfermeros que no han desarrollado el ébola.

Y si nos atenemos a lo que señalan las últimas informaciones, el nombre de la cooperante podría sumarse a esa lista de personas y sería dada de alta mañana al haber superado, sin síntomas, los días de incubación del virus.

La cooperante fue la cuarta persona que el Gobierno trasladó desde que comenzó la crisis del ébola, después de los sacerdotes Miguel Pajares y Manuel García Viejo, fallecidos por la enfermedad, y la monja Juliana Bonoha, que no estaba contagiada.

El historial del ébola en España comenzó el pasado 7 de agosto, cuando Miguel Pajares, infectado con el virus, y la monja de origen guineano y pasaporte español Juliana Bonoha -que no estaba contagiada- fueron ingresados en el hospital Carlos III, tras llegar de Liberia en un avión del Ejército del Aire.

Tan sólo cinco días después, el sacerdote, que fue tratado con el suero experimental Zmapp, falleció y se convirtió en la primera víctima del ébola en Europa.

La monja Juliana Bonoha ingresó en el mismo centro hospitalario y salió el 28 de agosto, una vez que terminó el periodo de incubación y tras haberse recuperado de las fiebres tifoideas que le fueron diagnosticadas.

La segunda repatriación tuvo lugar el 22 de septiembre, cuando el religioso y médico García Viejo, infectado de ébola, llegó a Madrid desde Sierra Leona. Falleció tres días después.

El 6 de octubre, Teresa Romero, que atendió en el Carlos III a García Viejo durante su enfermedad, dio positivo por el virus, lo que la convirtió en la primera contagiada fuera de África, pero treinta días después superó la enfermedad.

El pasado 2 de diciembre, cuarenta y dos días después, ninguna de las personas que atendió o tuvo contacto con ella, desarrolló la enfermedad y España fue declarada oficialmente país libre de ébola por la Organización Mundial de la Salud.