madrid - Son las pastillas de la discordia. Porque otra vez más, la homeopatía vuelve a estar en el ojo del huracán. La decisión del Ministerio de Sanidad de regular más de 19.000 productos homeopáticos con el objetivo de que puedan ser vendidos legalmente como medicamentos, ha puesto en pie de guerra al mundo científico así como a numerosos colectivos críticos con esta medida. Sus detractores consideran que el Gobierno va a regular unas sustancias que no han demostrado una efectividad mayor a cualquier placebo.
Uno de sus mayores críticos, el biólogo Fernando Cervera que acaba de publicar El arte de vender mierda, se muestra profundamente en contra de lo que denomina las pseudociencias. Para este investigador, de todas las pseudociencias que existen, la que más rabia le da, “la que más me hiere, -dice- es la homeopatía, porque es la que más aceptación tiene en el ámbito social y legal”. “Esta se vende en las farmacias y el efecto legitimador hacia el consumidor es enorme”. En este sentido, Cervera lamenta el “analfabetismo científico” de la sociedad, en parte por culpa de la sociedad misma, de los científicos -aún falta divulgación- y las administraciones.
Y es que pese a estar vilipendiada por la gran mayoría de la comunidad científica, la homeopatía cuenta cada día con más adeptos y uno de cada tres ciudadanos declara que la ha utilizado alguna vez. También muchos médicos y farmacéuticos recomiendan estas terapias. Sin embargo, el principio de lo igual cura lo igual, se encuentra con feroces detractores.
analfabetismo Entre las voces discordantes, la de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ha puesto reiteradamente de manifiesto su oposición a utilizar tratamientos homeopáticos para tratar enfermedades con un alto índice de mortalidad como el sida, la tuberculosis, la malaria, la gripe común y la diarrea infantil. Y lo ha hecho en respuesta a algunas peticiones de grupos de médicos e investigadores que habían solicitado su opinión sobre la eficacia de la homeopatía para prevenir y tratar este tipo de dolencias.
El Consejo de Salud e Investigaciones Médicas australiano también ha negado su efectividad. “No existen estudios de suficiente calidad, bien diseñados, ni con suficientes participantes sobre este tratamiento. Para algunas enfermedades, la homeopatía no ha demostrado una eficacia mejor que una sustancia placebo”, revelaba.
Todavía hoy, la mayoría de estos productos viven en un limbo legal que tiene los días contados. Y es que la orden ministerial que acabará con él está ya preparada. Gracias a ella, estas sustancias entrarán en la legalidad, una vez superados algunos requisitos como que los laboratorios fabricantes aporten informes que garanticen su calidad y seguridad. En cuanto a la eficacia, bastará que demuestren su uso tradicional, sin tener que aportar ensayos clínicos, salvo en el caso de los que declaren una indicación terapéutica.
Aunque el Ministerio ha intentado justificarse asegurando que se trata de cumplir las directivas europeas y garantizar la seguridad de estos productos; para los críticos, la regulación prevista se olvida de las normas protectoras de los consumidores y pacientes y potencia únicamente aquellas que resultan más beneficiosas para la industria homeopática.
“Si el proceso sigue adelante -protestan- los fabricantes de homeopatía podrán vender como medicamentos productos sin necesidad de demostrar su seguridad, podrán hacer publicidad de ellos sin ninguna limitación, y hasta podrán afirmar que sirven para curar sin tener que aportar ninguna prueba”. “El Ministerio debe garantizar el derecho a la salud de los ciudadanos, exigiendo que todos los productos que se vendan como medicamentos demuestren su eficacia y seguridad y velando por el derecho de los pacientes a no ser engañados con expectativas falsas”.
suicidios homeopáticos Vicente Baos, médico e impulsor de la campaña nosinevidencia arremete contra estas técnicas y trabaja para desmontar esta pseudociencia. Baos, que es asesor de la Agencia Europea del Medicamento y de su homóloga española, se asombra de que “la regularización se haga sin exigir a los laboratorios homeopáticos ensayos clínicos para probar su eficacia”.
Para escenificar la protesta, cientos de personas en varias ciudades españolas han llevado a cabo los denominados suicidios homeopáticos, suicidios de pega que consistían en tomar hasta 40 somníferos homeopáticos para probar su ineficacia. Colectivos como nosinevidencia, círculo escéptico o la sociedad para el avance del pensamiento crítico han secundado acciones reivindicativas tomando dosis diferentes del producto Sedatif, incluso cajas enteras, comprobándose la total falta de efectos del producto.
Pese a la frontal oposición de colectivos médicos, la propuesta del Ministerio sigue adelante. No en vano, la ministra Ana Mato ya lo reconoció n su momento. “Nosotros no entramos en la discusión de si la homeopatía es eficaz o no; nuestra responsabilidad es garantizar que todo medicamento o producto sanitario ofrece la máxima seguridad”, puntualizó. Sin embargo, hace dos años un informe del Ministerio de Sanidad concluyó que la eficacia de los productos homeopáticos era “dudosa” y que su efecto estaba más cerca del placebo, como si fuera un azucarillo.