madrid - Rosetta es la misión más compleja que ha llevado a cabo la Agencia Espacial Europea (ESA), cuyos responsables insisten en que es un éxito muy imporante pese a los problemas del módulo Philae, que actualmente está en modo reposo por falta de energía y agarrado con dos de sus tres patas al cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko.
Philae se separó el pasado miércoles de la sonda Rosetta hacia su objetivo, el cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko, y antes de entrar en estado de hibernación consiguió completar uno de sus principales cometidos: activar el resto de instrumentos, entre ellos el espectrómetro químico y el taladro, y enviar sus datos.
Se trata de “algo importantísimo”, declaró Miguel Pérez-Ayúcar, líder de Operaciones Científicas y Planificación de Rosetta, ya que los datos de ambos estaban a bordo de Philae, que no tuvo tiempo de enviarlos en su penúltimo contacto de comunicaciones con Rosetta. El taladro está encargado de perforar la superficie del cometa, tomar muestras y analizarlas en un pequeño laboratorio in situ.
Con esto, la ESA tiene datos de todo el pack de instrumentos de Philae, como de densidad, de propiedades térmicas y mecánicas de la superficie del cometa, además de unas cuantas instantáneas: “solo tener las imágenes en alta resolución de cómo es esa superficie ya es un éxito y un hito”.
También la misión, porque como recuerda Pérez-Ayúcar, el aterrizaje de Philae solo es una parte de un proyecto que durará hasta finales de 2015 o principios de 2016, meses en los que está previsto Rosetta persiga al cometa en su trayectoria al Sol. - Efe