PAMPLONA. Esto ha permitido la extracción y posterior trasplante de los riñones en sendos pacientes, según informa el Gobierno foral, que precisa que la actuación ha tenido lugar recientemente.
Según explica, esta práctica permite la donación de órganos por parte de pacientes en los que, una vez decidida con la familia la limitación del tratamiento de soporte vital (LTSV), se produce la muerte, tras la confirmación del cese irreversible de las funciones cardiorrespiratorias (ausencia de latido cardíaco y de respiración espontánea) en un periodo de tiempo compatible con la donación de los órganos.
El tiempo para efectuar el proceso de donación y trasplante es mucho más limitado que en el caso de muerte encefálica, en la que el donante fallece por cese completo de la actividad cerebral (a causa por ejemplo de una hemorragia cerebral o un traumatismo craneoencefálico), si bien la sangre sigue circulando a otros órganos durante cierto tiempo.
La causa radica en el hecho de que al pararse el corazón y dejar de bombear sangre, el oxígeno ya no llega al resto de órganos, reduciendo su capacidad de supervivencia y validez de los órganos trasplantados.
El CHN puso en marcha el programa de donación en asistolia controlada en marzo de este año, tras haber obtenido el aval de la Coordinación Autonómica de Trasplantes y cumplir los requisitos exigidos.
Con esto se prevé incrementar en al menos cuatro el número de donantes anuales y paliar en lo posible la escasez de donantes y de órganos para trasplante motivada por la reducción de los fallecimientos por muerte encefálica en los que tradicionalmente se ha basado el modelo español de trasplantes.
Este descenso se debe fundamentalmente a la disminución de la mortalidad en carretera, el mejor funcionamiento de las UCI hospitalarias y del sistema sanitario y de la atención de emergencias en general.
En España son diez las comunidades autónomas en las que ya se realiza la donación en asistolia controlada, una práctica mayoritaria en los países del norte de Europa.