Madrid - Los once pacientes que permanecían en observación en el Hospital Universitario La Paz-Carlos III de Madrid por haber estado en contacto con la auxiliar de enfermería Teresa Romero, que se contagió de ébola, abandonaron ayer el centro hospitalario tras superar los 21 días de aislamiento establecidos en el protocolo. A primera hora de la mañana abandonaba el centro Javier Limón, marido de Teresa Romero, y posteriormente, dos médicos que trataron a la auxiliar en el Hospital de Alcorcón.
Pero la crisis no está cerrada porque unas horas más tarde Limón, ofrecía una rueda de prensa y aseguraba que su historia está “plagada de errores, desaciertos y falta de control político”, al tiempo que aseveró que no acepta las disculpas del consejero de Sanidad, Javier Rodríguez, por “matar” a su perro Excalibur y “casi” a su mujer. Asimismo adelantó que su mujer y él emprenderán acciones legales contra el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Rodríguez acusó a Romero de haber ocultado información sobre su estado de salud, unas afirmaciones por las que después se disculpó.
“Teresa nunca fue culpable” Acompañado por su abogado José María Garzón, aseguró que “es el momento de exigir responsabilidades y de limpiar la imagen de todos. Teresa nunca fue culpable”, manifestó ante una sala repleta de periodistas, donde adelantó las acciones legales contra el consejero, para quien pidió su dimisión.
Tras comenzar pidiendo que se tenga en cuenta que no está acostumbrando a esta situación tan mediática, quiso dar las gracias ya que “sin los medios este asunto tan mal tratado por los políticos habría pasado desapercibido”. “Quiero dar las gracias a todos los que nos han apoyado; al personal sanitario, a los héroes desconocidos. Gracias a ellos por su profesionalidad y poner en riesgo su vida. Es justo decir que la Sanidad está hecha por personas”.
A lo largo de la mañana de ayer salieron también del Carlos III los otros ingresados en cuarentena; un celador, cuatro enfermeras y otros dos médicos que tuvieron contacto con Teresa. Y a primera hora de la tarde abandonaba el centro una de las personas que fue trasladada en la misma ambulancia que utilizó la auxiliar de enfermería. Además, la semana pasada ya se dio de alta a cinco de las ingresadas. Se trata de las dos peluqueras que depilaron a Teresa Romero antes de saber que tenía el virus, la médico de familia que le atendió en el centro de salud de Alcorcón, una limpiadora de este mismo centro y una amiga de la auxiliar de enfermería.
Entre las personas que recibieron el alta, Juan Manuel Parra, el médico que atendió a Romero en el hospital de Alcorcón. Parra agradeció el trato que le ha dispensado el personal del Carlos III” y “todo el apoyo mostrado por la gente de fuera”. También se alegró por la mejoría de Teresa Romero”. “Ha terminado como tenía que terminar. Estamos todos contentos, bien. Agradezco de todo corazón a la gente que nos ha apoyado desde fuera con todo el cariño que han tenido los compañeros de Carlos III con todos nosotros”, señaló. El doctor insistió en que “ha costado” adaptarse estos 21 días a la situación de aislamiento. “Habrá tiempo de olvidarse. La situación se ha arreglado y estamos todos bien”, apuntó. Preguntado por si volvería a atender a Teresa, respondió: “Soy médico de Urgencias. Es mi trabajo”. También habló con la prensa a su salida del centro hospitalario Javier Solano, uno de los médicos residentes del Hospital de Alcorcón que trató a Romero a las órdenes de Parra.
Preguntado por si volvería a tratar a un paciente de ébola respondió: “Si me hubieran dicho que el precio a pagar, aunque fuese un pequeño grano arena, hubiesen sido tres semanas de aislamiento, lo hubiera hecho las veces que hiciera falta”, precisó. Solano también lanzó un mensaje a la sociedad para que “se dé cuenta de que existen miles de hombres y mujeres como Teresa, que están siendo afectados por el ébola y los Gobiernos del primero mundo no han hecho hasta ahora los esfuerzo necesarios para erradicar esta enfermedad”. - Efe/E.P.