BILBAO. Según ha informado el Ministerio de Interior, se les imputa los delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas, falsedad documental y blanqueo de capitales.
En concreto, los agentes han requisado 600 kilos de hachís, 12 kilos de speed, 1,3 kilos de cocaína, 5 kilos de marihuana y cantidades importantes de LSD y anfetaminas. También se ha intervenido 13 kilos de sustancias para el corte y manipulación de los estupefacientes y se ha conseguido desmantelar el laboratorio donde los ahora detenidos ultimaban la preparación de la droga antes de ponerla en circulación.
Por otro lado, se han intervenido bienes cuyo valor supera el millón y medio de euros entre viviendas, vehículos de gran cilindrada, dinero en efectivo, armas de fuego, munición, chalecos antibala, pistolas eléctricas, catanas, puños americanos y defensas extensibles.
La investigación se inició tras tener conocimiento de la existencia de un grupo de ciudadanos franceses con residencia en Castro Urdiales que utilizaban un vehículo de gran cilindrada, al que colocaban distintas placas de matrícula para transportar grandes cantidades de hachís desde el sur de la Península con destino a Francia.
Dado el carácter transfronterizo del grupo, se trabajó con la Policía Nacional Francesa con el fin de tratar de desarticular toda la organización criminal. Fruto de esta colaboración, se interceptó un transporte con 500 kilogramos de hachís en Francia.
El Ministerio de Interior ha señalado que los integrantes de esta red mantenían numerosas reuniones y contactos con otros narcotraficantes de la zona norte de España que los surtían de todo tipo de sustancias estupefacientes.
PERFECTAMENTE ESTRUCTURADA
Continuando con las investigaciones, los agentes localizaron a otra organización perfectamente estructurada que se encargaba del transporte, adulteración, distribución, cobro de deudas y robos de droga a otros traficantes.
Según el ministerio, los miembros de las redes desarticuladas adquirían y traficaban con la droga utilizando envíos de paquetes postales desde países sudamericanos, o bien con el método "go fast routier", mediante el que los narcotraficantes atraviesan a gran velocidad la península en vehículos sustraídos o con matrículas falsificadas, cargados de hachís.
De hecho se han recuperado 30 placas de matrícula, pertenecientes a los diferentes países por los que habían circulado durante el transporte de la droga, así como matrículas en blanco listas para ser troqueladas.
Una vez finalizados los grandes envíos de droga, incendiaban los vehículos para tratar de borrar los indicios del delito. Algunos de estos turismos poseían dobles fondos donde ocultaban la droga para los transportes y entregas a otros traficantes de menor nivel.
En la operación han participado agentes de la Guardia Civil de Cantabria y Euskadi, que han contado con la colaboración de la Ertzaintza, Policía Nacional Francesa, DEA estadounidense, NCA británica, Policía de Costa Rica, ZKA de Alemania, Policía Federal de Suiza, y Gendarmería Real de Marruecos, así como EUROPOL, AMERIPOL e INTERPOL. La investigación ha sido dirigida por el Juzgado número 2 de Castro Urdiales.