MADRID - “La crisis del ébola en España está controlada porque en este momento tenemos una paciente ingresada en el hospital, que evoluciona dentro de la gravedad favorablemente y tenemos aislados a todos los contactos. Por tanto, en este momento podemos decir que está controlada la actuación”. Son palabras de la ministra de Sanidad, Ana Mato, a su llegada ayer a primera hora de la mañana a Bruselas. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que las autoridades sanitarias tuvieron ayer uno de esos días de vértigo dejando bien claro que la crisis no está controlada ni mucho menos. De hecho, hasta seis personas ingresaron en los hospitales Carlos III de Madrid y en Tenerife. Precisamente, uno de los ingresados en la isla canaria está considerado como de “alto riesgo”.

Se trata de un varón que ingresó ayer en el Hospital Universitario de La Candelaria de Tenerife tras avisar a los servicios de emergencia de que tenía fiebre y dolor de garganta y que acababa de regresar de Sierra Leona. Cruz Roja Española confirmó que se trata de un enfermero de la organización que había estado trabajando en Sierra Leona en el centro de tratamiento del ébola de Kenema, en uno de los lugares considerados de alto riesgo. Junto a él han sido hospitalizados por precaución las dos personas que convivían con él, aunque no presentan síntomas.

Este sanitario salió del país africano el 8 de octubre y, tras pasar por Madrid vía Bruselas, llegó el domingo a Tenerife, donde no se ha incorporado al trabajo y ayer llamó para informar de que tenía 37,7 grados de temperatura corporal y dolor de garganta. El internista de guardia le realizó una encuesta y se puso en contacto con el Servicio de Epidemiología. Entre ambos, adoptaron la decisión de activar el protocolo a las 13.30 horas para el traslado de esta persona al centro hospitalario para su aislamiento.

En Madrid los sustos se multiplicaron durante todo el día. Un hombre que usó la misma ambulancia que la auxiliar de enfermería contagiada por ébola, el pasajero de un avión procedente de Nigeria y un misionero español de la orden de San Juan de Dios que había estado trabajando recientemente en Liberia fueron ingresados en el Carlos III de Madrid por tener fiebre, y se les realizará el test para saber si están contagiados por el virus.

El primero de los casos se trata de uno de los 68 contactos de bajo riesgo que permanecía en su casa y que presentó ayer un cuadro de fiebre y por eso fue ingresado para practicarle las pruebas. Se trata de un hombre de edad avanzada, con problemas previos de salud, que viajó en la misma ambulancia que se utilizó para trasladar a la auxiliar de enfermería Teresa Romero, desde su domicilio hasta el hospital de Alcorcón el pasado 6 de octubre.

El segundo de los casos sospechosos de padecer ébola se trata de un viajero de Nigeria, pasajero de un avión procedente de París -vuelo AF1300 de Air France- que presentaba fiebre y temblores y que aterrizó en Barajas sobre las 11.30 horas. En el citado vuelo viajaban 163 personas: 156 pasajeros, dos pilotos y cinco tripulantes de cabina que abandonaron el avión dos horas después, una vez que dos médicos con trajes especiales subieran a la nave para atender al enfermo. El pasajero permaneció en observación en la zona de aislamiento del aeropuerto madrileño hasta su traslado al centro sanitario. A los pasajeros no se les ha permitido recoger su equipaje ya que les serán enviado a casa tras la desinfección del avión que permanece en un aparcamiento de la Terminal 2 custodiado por bomberos y Guardia Civil.

La tercera persona ingresada en el Carlos III es un misionero que llegó a Madrid el pasado 11 de octubre procedente de Liberia y que ha sido aislado tras presentar un cuadro febril.

Mejoría de Teresa Romero Mientras, la carga viral en sangre de la auxiliar de enfermería, Teresa Romero, “se ha reducido”, lo que implica que, “a priori, la inmunidad de la paciente está siendo capaz de controlar la infección”, aseguró el director del Centro de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón. Asimismo, la afección de los órganos afectados -inicialmente los pulmones- durante la infección “van mejorando”, pero ha pedido prudencia, “no hay que lanzar las campanas al vuelo y tener cierta moderación a la hora de dar los pronósticos”, añadió. “La carga viral es muy baja pero no es todavía negativa”, que es lo que se espera cuando esté libre del virus.