Bilbao - Pueden sufrir golpes, pero también úlceras por falta de atención. “En muchas ocasiones los malos tratos a mayores son más por agotamiento del cuidador que intencionados”, sostiene el doctor Iñaki Artaza.
Se calcula que más de 13.000 mayores sufren malos tratos en la CAV.
-Puede parecer mucho, pero en la definición de malos tratos englobamos desde el infantilismo -decidir por ellos en el caso de una operación u ocultarles cuál es el diagnóstico- hasta las agresiones físicas.
¿La crisis ha disparado los casos?
-La crisis ha evidenciado abusos económicos de familiares que se instalan a cuidar a la persona mayor, cobran la pensión y las ayudas institucionales y viven a su costa.
¿Se producen abandonos en verano o es una leyenda urbana?
-Eso de que dejan al anciano en la gasolinera o el hospital y se van de vacaciones es una leyenda urbana.
La mitad de las víctimas sufren malos tratos psicológicos.
-Pueden ser amenazas de te voy a llevar a la residencia, no contestarles, no hacerles partícipes de decisiones, agresiones verbales, humillaciones... En muchas ocasiones los presuntos generadores de malos tratos fueron maltratados en su día por las personas a las que ahora cuidan.
El maltrato físico acapara el 25% de los casos. ¿Hay ancianos que terminan en urgencias?
-Nosotros denunciamos un caso de malos tratos a un señora que vivía con una persona alcohólica. Al desnudarla para lavarla, descubrimos que tenía una marca debajo del pecho de haber estado atada sin una sujeción adecuada y un montón de hematomas. Lo que ocurre es que muchas veces estas pequeñas contusiones se pueden interpretar como que la persona mayor se ha caído. En algunas ocasiones están también desnutridos o deshidratados, pero esto también puede deberse a algunas enfermedades crónicas.
El resto de malos tratos se deben a negligencias. ¿De qué tipo?
-No cambiar un pañal, no dar una medicación adecuada o ponerle un cinturón que le produce lesiones. Pueden ser intencionadas o no.
¿Conoce algún caso?
-Recientemente hemos recibido una paciente que tenía una úlcera por presión impresionante. Vivía con una nieta en condiciones de salud mental precarias, en paro... No se había avisado a los servicios sanitarios ni sociales y le curaba esa persona escasamente formada. El resultado, una úlcera enorme que ahora nos está costando curar.
¿Qué signos pueden hacer sospechar a familiares y profesionales?
-Hematomas en zonas que no son de apoyo, por ejemplo, en mitad de la espalda o el bíceps, una marcada falta de higiene, encontrar a la persona más somnolienta, que tenga una marca de sujeción, quemaduras, que adelgace sin causa justificada, que haya impagos de facturas cuando tiene una capacidad económica solvente o que te diga que le han desaparecido dinero o joyas. En estos casos hay que comprobar la veracidad de lo que dice porque puede ser un problema de demencia.
¿Las personas con demencias son las principales víctimas?
-Son especialmente vulnerables porque muchas de sus reacciones se interpretan como caprichos, cuando son trastornos de conducta que a veces hacen muy difícil la convivencia con ellos. Una persona con demencia puede estar agitada o gritar porque tiene dolor. Si no somos capaces de hacer ese diagnóstico y no le damos un analgésico, de alguna manera es un maltrato. Además, es más vulnerable a que le mediquen para que esté quieta o no grite.
¿Cómo les afecta recibir malos tratos de un familiar?
-Les genera un shock. Que les maltrate alguien en quien confían les puede producir cuadros de depresión, de tristeza e incluso de rechazo, no quieren comer, no pueden dormir... También les produce miedo porque en casos de malos tratos psicológicos puede haber amenazas incluso de malos tratos físicos.
Estos casos apenas se denuncian.
Lo más frecuente son los abusos económicos y si la persona está demenciada y no sabe que le están cambiando el testamento o quitando el dinero de su cuenta, difícilmente va a reaccionar. En otros casos, en los que son conscientes, se deprimen y tampoco denuncian porque la persona denunciada sería su hija o hijo.
¿Se sienten una carga y llegan a justificar el trato que reciben?
-La generación que tiene entre 70 y 90 años ha sido una generación del sacrificio, con esa obligación moral de proteger a la familia, lo que les obliga a callar. Por eso es muy importante que los trabajadores sociales y los médicos estén alerta.
Hay quienes les venden el piso y se llegan a repartir la herencia.
-Eso ha existido siempre. A mí me ha venido a pedir un familiar con un notario hacer un cambio de testamento y yo me he negado porque esa persona tenía un deterioro cognitivo y era fácilmente manipulable.
¿Se dan más malos tratos en los domicilios o en las residencias?
-En los domicilios, porque es donde más difíciles son de detectar. Eso no quiere decir que no se den en las residencias: no tener un personal formado, no suministrar adecuadamente medicamentos, restricciones físicas excesivas... También ocurre en hospitales por obstinación terapéutica o por negar a una persona una intervención solo por su edad.
Muchos mayores se quejan de la rigidez horaria en esos centros.
-Está todo protocolizado. Quizás a veces ese excesivo rigor y normativismo pueda disminuir la calidad de vida e incluso en algunas ocasiones rozar los malos tratos porque si me levantan a las siete de la mañana y no quiero que me levanten...
Hay ancianos que se pasan el día solos. ¿Esta falta de acompañamiento se considera maltrato?
-Un estudio realizado en Gipuzkoa concluyó que la primera causa de maltrato en mayores era el autoabandono. Muchas veces viven solos porque quieren. Nos empeñamos en contratar a cuidadores porque una residencia nos parece un horror, pero hay que saber decir que algunas personas necesitan cuidados y no pueden estar en casa hasta el final de sus días.
¿Una vez detectado un caso, se debe informar a la Policía?
-Un maltrato físico o económico importante es un delito y hay que avisar a la autoridad pertinente. En otros casos, si no hay intención, la intervención sería a través de la trabajadora social o del médico.
A veces quien cuida a una persona mayor también lo es.
-De esos casos tenemos muchos en Euskadi. Hablamos de malos tratos porque la persona no recibe el trato adecuado, pero ¿podemos llamarle maltratadora a una mujer de 83 años que cuida a su marido sin apoyo? Yo creo que no, aunque hay que detectar esos casos para evitarlos.