Baiona - A partir de mañana en el Tribunal de Pau se juzgará a un médico del servicio de urgencias -el doctor Nicolas Bonnemaison- por haber causado presuntamente la muerte de varios pacientes con enfermedades graves administrándoles medicamentos que aceleraron su fin. El acusado reconoce los hechos, tal vez infringió la ley a sabiendas arriesgándose al castigo, pero lo hizo por compasión, "actuó como médico", esgrimirán sus abogados, "porque morir es parte de la vida y tenía que asistir a sus pacientes hasta el final".

La tesis de la defensa consiste en que no fue él quien precipitó la muerte de sus pacientes, que se limitó a inyectarles medicinas para que sufrieran menos, y esta tesis cuenta con el apoyo no sólo de 240 médicos y decenas de miles de firmas, sino también de la mujer de uno de los pacientes muertos, Patricia Dhooge, quien ha declarado públicamente que su marido, enfermo de 3 cánceres y leucemia, "fue acompañado como él habría deseado para poner fin a su sufrimiento".

A partir de mañana y durante dos semanas, cerca de 60 testigos comparecerán frente al Tribunal de Pau para oír los alegatos de la defensa y la acusación pública. Uno de los testigos citados es el doctor Jean Leonetti que da nombre a la ley francesa que permite administrar un fuerte sedativo y dejar morir a un paciente sin esperanza, pero con la condición de haber convocado una comisión y haber consultado la decisión con "una persona de confianza" de la familia.

Los abogados de Bonnemaison pugnarán por contextualizar los hechos encausados, primero en la conciencia ética del doctor y segundo, en la dura realidad de la sección de urgencias del hospital de Baiona, de la que él era responsable y donde llegaban para morir enfermos desahuciados en otras áreas del hospital. La defensa argumentará caso por caso, como declaró el propio Bonnemaison en su comparecencia ante el Colegio de Médicos en 2013: "él actuaba al final de la carrera y se trataba de un funcionamiento colegiado en el que los especialistas de urgencias, tras diagnosticar, optaban por la abstinencia terapéutica y las familias eran informadas de la inminencia de la muerte". Bonnemaison no ha negado haber utilizado el medicamento Hypnovel, pero sólo reconoce haber empleado una vez el Norcuron (curare), para provocar el paro cardíaco, aunque se le reprocha haberlo hecho en 3 de los casos. Sus abogados explicarán que "el formalismo de la ley es inaplicable en determinadas situaciones" y que Nicolás Bonnemaison obró con diligencia. Solo una de las siete familias afectadas por las actuaciones del doctor se ha presentado como parte en el juicio.