BILBAO. Pero ante esta avalancha de posibilidades, los nutricionistas son unánimes en sus consejos sobre cómo reducir los kilos de más: dieta sana y decir adiós a la vida sedentaria, una decisión que requiere mucha fuerza de voluntad.
"El problema que tiene comenzar una dieta es que requiere tiempo y existe una tolerancia a la frustración muy baja: cuando la gente ve que no adelgaza, piensa que no merece la pena el esfuerzo y dejan de hacer vida sana", ha afirmado a EFE el especialista en endocrinología en la Clínica Universidad de Navarra, el doctor Camilo Silva.
Además, según Silva, al principio la gente se desilusiona porque la grasa se transforma en músculo y se reduce volumen, pero como el músculo pesa más que la grasa, no se baja de peso.
"Cuando nos pesamos, tenemos que tener en cuenta que la báscula miente y que la cantidad de kilos siempre está sujeta a la interpretación", ha advertido Silva.
Un ejemplo de cómo el peso y la grasa no van de la mano es el estudio que realizó la Clínica universitaria de Navarra a 6.000 personas en el que se descubrió que un 30 % de las mujeres delgadas tendrían en realidad sobrepeso según su índice de masa corporal, el que mide el peso respecto a la altura.
"La gente se exige metas concretas e imposibles y ése es un error muy grave, ya que reducir grasa es un proceso que requiere tiempo a largo plazo", ha recetado Silva.
Sobre las dietas 'milagro', el doctor ha opinado que su problema es que no están fundamentadas en una base científica y no se han hecho estudios sobre sus consecuencias, de manera que hay una desprotección social por la falta de información sobre sus resultados.
A pesar de estas recomendaciones de trabajar a largo plazo, en los meses previos al verano entran las prisas y los gimnasios reciben entre un 15 y un 20 % de aumento de inscripciones, en su mayoría de mujeres, según ha detallado a EFE Patricia García, de la Federación de Instalaciones Deportivas Españolas.
La mayoría son mujeres que se encuentran en su peso correcto, pero que, tras las navidades, han cogido kilos y desean reducir grasa en abdomen y cadera. En muchos casos, pasado este tiempo previo al verano, abandonan.
En el gimnasio, la proporción está igualada, un 52 % del total son hombres y el 48 % mujeres, pero varía la forma de usar las instalaciones: las chicas hacen más ejercicios aeróbicos con el objetivo de reducir y tonificar, mientras los chicos se decantan más por los destinados al desarrollo muscular.
"Normalmente, se dejan aconsejar por los profesionales de las instalaciones, que les indican que la pérdida de peso y ponerse en forma no se consiguen de una manera tan rápida como ellos desean, ya que los milagros no existen", ha remarcado García.
Además de aumentar las matrículas en los gimnasios, los especialistas en medicina estética también reciben a los interesados en conseguir una figura apolínea los meses previos al sol.
"Cuanto empieza el buen tiempo se incrementan notablemente las operaciones de cirugía plática estética. Fácilmente puede haber un aumento del 30 o 40 %, en especial en la época de primavera-verano, de forma que al paciente le dé tiempo a recuperarse para el tiempo estival", ha reseñado Jesús Benito Ruiz, vicepresidente de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP).
Lo más demandado, las mamoplastias, seguidas de las liposucciones. En estos casos, el paciente comienza a hacer vida normal a los 15 días de la operación, con unos dos meses como plazo final para lucir figura.
Por eso, se aprovechan mucho las vacaciones de Semana Santa para operarse y llegar "en forma" al verano.
Esta opción es mucho más rápida pero también más costosa. El precio medio varía desde 3.500 a 4.000 euros.
La tecnología también oferta nuevas opciones de adelgazar, mediante aplicaciones móviles gratuitas que hacen la función de entrenador personal, con tablas de ejercicios y calculadora de calorías eliminadas. Pero, como todo, exige esfuerzo.