ESTAMBUL - Turquía, cinco días después del accidente en la mina de lignito de Soma, se divide entre el luto por los 301 muertos, confirmados ayer por el Gobierno, y la búsqueda de responsables de la tragedia. El ministro turco de Energía, Taner Yildiz, aclaró esta jornada ante la prensa que ya se detectaron los últimos dos cadáveres que faltan por recuperar, aunque un nuevo incendio dificultar su rescate.

El gobierno turco publicó una lista con los nombres de 283 víctimas, cuyos cadáveres ya fueron entregados a sus familias. Pero la emisora IMC TV aseguró ayer, tras una ronda de llamadas a los municipios de los que eran oriundos los mineros, que 321 personas fueron enterradas oficialmente como víctimas del accidente. Las primeras estimaciones oficiales, avanzados el miércoles por el propio Yildiz, hacían prever un balance de 348 muertos. No sólo el número final, también las causas del accidente son objeto de polémica en Turquía. Los ejecutivos de Soma Holding, la empresa que gestiona la mina desde su privatización en 2005, aseguran no haber cometido errores de negligencia y haber cumplido todas las normas.

Causó consternación que en la mina existía una sola cámara de supervivencia apta para 500 obreros, pero que estaba inutilizable por hallarse en fase de desmontaje y traslado. El ministro turco de Trabajo, Faruk Çelik, confirmó ayer que en los últimos cinco años, la mina se había inspeccionado 16 veces, sin encontrarse motivos para cerrarla. - Efe