Bilbao - Alcanzar un nuevo estado de prosperidad social, comodidad y bienestar es posible. Así lo entienden expertos en asuntos de asistencia personal, quienes abogan por reforzar la actual estructura de servicios sociales profesionales de atención y complementarla con las famosas prestaciones económicas. Es decir, un modelo mixto y equilibrado que permita ofrecer una atención más personalizada a personas con vulnerabilidad social y con dependencia.

Esa fue una de las conclusiones extraídas en la jornada de ayer organizada por Gizabiderri, la Asociación Profesional de Educadores Sociales de Euskadi, para tratar de abordar el actual debate sobre cuál debería ser la función del proveedor de esos servicios sociales y en la que pudieron escucharse las respetadas voces de Karmele Acedo (Servicios Sociales Integrados), Joseba Zalakain (SiiS, Centro de Documentación y Estudios) y Mayte Sancho (Fundación Matia).

En palabras de Sancho, directora científica del Instituto de Gerontología de la Fundación Matia, el fortalecimiento de los servicios sociales públicos redundaría, de entrada, en un mayor compromiso con la igualdad de oportunidades. "Si yo doy una prestación económica para que una persona se busque soluciones solo en el mercado privado, esas prestaciones suben o bajan en función de la situación económica del país", ilustraba en declaraciones a DNA.

"Una prestación económica digamos que va y viene con mucha más facilidad que un servicio. Eso está muy bien para algunos, pero no a lo mejor para los usuarios. Si yo tengo tantas plazas de servicios residenciales, pues están ahí y aunque los momentos sean difíciles siempre vamos a intentar cumplir la función social de esas plazas", agregaba la directora científica del Instituto de Gerontología de la Fundación Matia.

En este sentido, el modelo de referencia para Euskadi volvería a localizarse en los países nórdicos, que tienen una estructura de servicios más sólida, frente al resto del continente europeo donde "hay una presencia muy fuerte, cada vez más" de las políticas neoliberales de prestaciones. "Creo que en Euskadi hay un cierto equilibrio entre prestaciones económicas y servicios. Hay una tendencia, además, a equilibrarnos al máximo y luego lo que observo y creo que es muy bueno también, es una discriminación clara entre las diferentes tipologías de prestaciones económicas".

Se refería a que no es lo mismo una prestación en el entorno familiar que se dedica a una persona cuidadora que otra, por ejemplo, vinculada a un servicio. "Es decir, yo recibo un dinero para comprar, por decir así en el mercado privado un servicio. Ese tipo de prestación tiene poco desarrollo todavía pero debería de tenerlo mucho más en mi opinión", subrayó. Otra de esas prestaciones es la de asistente personal, una de cuyas experiencias más significativas se localiza en Gipuzkoa, que ha abierto este servicio -pensado para personas con discapacidad en edad educativa y laboral- a los mayores.