MADRID. Esta pérdida de litoral afectaría a localidades como Marbella o Donostia, aunque sería más acusada en las zonas de costa expuesta del Atlántico y en los archipiélagos, "si los gobernantes no se movilizan con rapidez para frenarlo", ha explicado el director de Greenpeace España, Mario Rodríguez.
Para evidenciar los efectos de la subida del nivel del mar, la organización ha elaborado una galería de montajes fotográficos de cuatro "puntos icónicos": Benidorm, Marbella y Donostia, inundados y arrasados por las olas, y un viñedo del noreste peninsular en proceso de desertización.
Estas fotografías ficticias visualizan las peores prospecciones de futuro de la comunidad científica para España para "incitar la movilización de gobernantes y empresas contra el cambio climático", ha subrayado Rodríguez, porque "hay una realidad tozuda que no se puede sortear con silencio: España camina hacia un clima extremo".
La responsable de costas de Greenpeace, Pilar Marcos, ha explicado que cada aumento de un centímetro del nivel del mar equivale a perder un metro de playa, por lo que si se cumplen los peores escenarios del Panel Intergubernamental para Cambio Climático (IPCC), el completo deshielo del Ártico provocaría un aumento de 7 metros del nivel del mar y la consecuente regresión de 700 metros de playas.
La responsable de cambio climático de la ONG, Tatiana Nuño, ha añadido que la subida del nivel del mar tendrá unos costes directos de 17.000 millones de euros anuales en 2100 para los países de la UE.
Para evitarlo, Greenpeace pide la implicación del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, para crear un santuario en el Alto Ártico: un espacio protegido donde se prohíba la extracción de petróleo y el acceso de la pesca industrial.
"Exteriores tiene mucho que decir sobre el Ártico y el cambio climático. España tiene estatus de observador en el Consejo Ártico, foro político donde se reparte el pastel. Es el momento de pedirle a España que tome postura sobre esta región", ha afirmado Rodríguez.
Según Greenpeace, el Ártico se calienta dos veces más rápido que cualquier otro lugar del planeta y entre 2004 y 2008 perdió una superficie de hielo polar equivalente a tres veces la superficie de España.
"Queremos evidenciar que el deshielo, aunque esté muy lejos, podría tener efectos drásticos en España", añade Rodríguez.
Los últimos informes del IPCC confirman que los pronósticos climáticos para España en los próximos decenios prevén un aumento generalizado de temperaturas, entre 5 y 8 grados este siglo, además de una reducción de las precipitaciones y un incremento de la intensidad y frecuencia de olas de calor.
En el informe, Greenpeace advierte de la aparición de escenarios de riesgo que afectarían a España si no se frena este cambio climático: supertemporales de mayor frecuencia y duración, incremento del riesgo de incendios y aumento del nivel del mar con pérdida de buen número de playas.
La ONG apunta que el cambio climático también tendrá repercusiones sobre la energía y recuerda que, según el IPCC, con un aumento de temperatura de 3,7 grados para 2100 los cambios estacionales afectarían a la demanda de electricidad, con mayores picos en verano y más necesidad de refrigeración en gran parte del Mediterráneo.
El mayor riesgo de inundaciones, la menor disponibilidad de agua dulce y el aumento de la frecuencia de las olas de calor extremo podrían además tener repercusiones negativas en sectores como el turismo o la industria del vino.
La protección del Ártico, concluye Rodríguez, es una necesidad y supone mucho más, porque significa también "salvar el clima de España".