MADRID. La principal característica de este acontecimiento es ver colorearse la Luna, pasando del marrón al anaranjado, hasta llegar a un tono más rojizo. Todo este proceso está relacionado con el reflejo del Sol en la atmósfera terrestre. Esta, que se extiende unos 80 kilómetros más allá del diámetro terrestre, actúa como una lente desviando la luz solar, al tiempo que filtra eficazmente sus componentes azules dejando pasar solo luz roja.

El hecho ha atraído a numerosos curiosos y aficionados a la astronomía que han dejado constancia de la experiencia en las redes sociales. Aquellos que no podían verlo en directo han podido seguir el eclipse a través de la web de la NASA y de la del proyecto GLORIA, en el que participa el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), que retransmitía, bajo la dirección del español Miquel Serra-Ricart, desde Perú.

La excepcionalidad de este suceso se debe a que sólo ocurre cuando la Luna está en fase llena y cuando el Sol, la Tierra y la Luna están perfectamente alineados, es decir, que la Tierra está entre el Sol y la Luna.

La agenda astronómica determina que, tras el eclipse de este martes, la serie continuará el 8 de octubre del 2014, el 4 de abril del 2015 y el 28 de octubre del 2015. Todos ellos son totales.