MADRID. Los bosques no solo desaparecen en tierra sino también bajo el mar y este año el fuerte oleaje, el exceso de agua dulce y el deterioro acumulado de temporales pasados han contribuido a la destrucción de estos bosques de algas, ha manifestado a EFEverde, Manuel Enrique Garci, del Instituto de Investigación Marina de Vigo.

La laminaria, un género de algas pardas (Phaeophyceae) que también crece en el Mediterráneo, se caracteriza por tener láminas largas, planas, correosas, relativamente grandes y sostenidas por un largo peciolo que se agarra a las rocas submarinas mediante una especie de raíces.

Durante 2012, año de importantes temporales, ya se constató la pérdida, en el archipiélago de las Islas Cíes (Parque Nacional Illas Atlánticas) de estos bosques de algas pardas, pero este año la ausencia de este alga será casi total, ha añadido Garci.

"Son bosques de vital importancia para la fauna por ser refugio de muchas especies de alevines de peces y crustáceos, su recuperación es muy difícil de predecir".

El investigador de ciencias marinas ha detallado que otro problema que generan los temporales es el arrastre de los sistemas sedimentarios de las playas.

Existe mucha masa de "agua retenida" frente a las costas que rompe los complejos dunares arrastrando una ingente cantidad de arena hacia los fondos marinos.

Este exceso de agua es motivado por las elevadas precipitaciones, la acción del cambio climático que incrementa el nivel del mar 2 milímetros cada año y por la acción los sistemas de bajas presiones del Atlántico que afectan a la zona desde hace meses.

"No hay que olvidar que los efectos del temporal sobre algunas comunidades biológicas costeras enterradas por grandes volúmenes de sedimentos se pueden catalogar como catastróficas", ha insistido.

En cuanto a los varamientos de cetáceos, el investigador ha señalado que desde comienzo del 2014, más de 120 cetáceos de diferentes especies han aparecido varados en las playas de Galicia.

"Es una cifra muy elevada si se compara con la media de otros años en los que no hay temporales y el número total de animales varados no sobrepasa los 200 ejemplares".

En esta cifra también se incluyen las muertes por artes de pesca pero este año, y debido al fuerte oleaje con olas de más de 11 metros y rachas de viento de 140 kilómetros por hora, casi todos los ejemplares varados se atribuyen al temporal.

Sin embargo, Garci ha señalado que los temporales también generan beneficios para los ecosistemas marinos, beneficios que muestran la cara y la cruz de los temporales.

Cuando hay mar de fondo mueren muchos animales y algas que al descomponerse liberan el carbono orgánico que poseían para transformarse en carbono inorgánico, necesario para el buen funcionamiento del ecosistema.

Asimismo ha añadido que especies migratorias que desovan en los cursos altos de los ríos como la lamprea o los salmones se ven favorecidos por el agua de lluvia que se acumula a lo largo del cauce durante los temporales.

Este aumento del agua facilita el ascenso de los peces a las cabeceras de los ríos donde hay menos depredadores y las aguas están más oxigenadas.

Otra consecuencia positiva es el "paro biológico" impuesto por el mar ante los efectos de un fuerte temporal que obliga el amarre de la flota pesquera a puerto.

"Es un descanso para el medio marino que a la postre repercute en forma de más y mejores capturas ", ha recalcado.