PAMPLONA. El experto en los trastornos de la afectividad es el autor del libro 'Heridas en el corazón. El poder curativo del perdón' (Rialp Ediciones), obra en la que "disecciona el papel y el efecto del perdón y recorre desde un punto de vista cultural, religioso, histórico y social las manifestaciones y virtudes de un valor incrustado en la naturaleza humana, que además puede mejorar la calidad de vida", según ha destacado en una nota la Clínica Universidad de Navarra.
Según Schlatter, "hay estudios que demuestran que las personas que muestran una actitud positiva ante el perdón tienen menor patología mental, usan menos psicofármacos y tienen un umbral de tolerancia más alto del dolor y del sufrimiento". "Eso supone que usen menos analgésicos e incluso menos servicios sanitarios", ha destacado.
El experto ha explicado que "la ausencia de perdón o una ofensa mal curada puede provocar que afloren psicopatías". Así, ha indicado que "es más frecuente que una persona acuda a la consulta porque ha recibido un daño o una ofensa y no ha sabido cómo afrontarla", ya que "eso provoca tensiones internas que se traducen en cuadros depresivos o en cuadros de ansiedad".
Por otra parte, Schlatter ha puesto de relieve que "ante situaciones extremas y aparentemente imperdonables es posible el perdón". Además, ha señalado que "el arrepentimiento ayuda, pero es muy habitual, por ejemplo, que una persona perdone a otra que ya ha fallecido, o incluso a alguien que ni siquiera sabe quién es".
"Ahora tenemos casos tristes de terroristas. Algunos se han arrepentido y otros no, y hay gente capaz de perdonar a quien cree que la ofensa o el acto terrorista, en este caso, está justificado. La ausencia de arrepentimiento dificulta, pero no imposibilita el perdón. Esa es una de sus grandezas", ha asegurado.
NECESIDAD DE PERDON
Por otro lado, en referencia a cómo es el perdón en la sociedad, el experto afirma que "es un poco paradójico", ya que "por una parte existe toda una tendencia social al individualismo, a no querer sufrir, y por tanto, querer evitar el acercamiento al ofensor", y "también hay una tendencia a judicializar el perdón, es decir, vamos a arreglar lo que se ha estropeado mediante una denuncia antes de entrar en una dinámica de perdón y de diálogo".
Sin embargo, "también hay una experiencia de las últimas décadas por la que no basta con una sanción o con una pena". "Más allá de las consideraciones que se puedan hacer sobre la doctrina Parot, el ciudadano necesita escuchar el perdón del terrorista o del violador o del asesino", ha defendido.
Schlatter ha explicado que cuando comenzó a estudiar estos temas pensó que "el hecho de ser cristiano podía facilitar el perdón". Por contra, se resistió a pensar que el perdón fuera "una realidad estrictamente religiosa".
Así, ha asegurado que "el perdón es humano y es inherente a cualquier persona". "Necesitamos el perdón igual que necesitamos la confianza para poder convivir en sociedad. Es algo propio de la naturaleza humana", ha apuntado.