La contrareforma del aborto diseñada por el ministro de justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, no dejó ayer impasible a nadie en el pleno del Parlamento Europeo que vivió un debate áspero, con rifi-rafes e interrupciones continuas y duras acusaciones contra el partido que gobierna en España. A un lado del hemiciclo Conservadores y ultraderecha, que insistieron en que los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres son competencia de cada Estado miembro. Al otro, la gran mayoría de grupos -PSE, Liberales, Verdes e IUE- que insistieron en la retirada del texto y advirtieron que en materia de defensa de derechos no hay fronteras y compete a todos los europeos.

"Plantean un problema de competencia pero Europa no puede permanecer impasible mientras el gobierno del señor Rajoy pretende terminar con décadas de lucha por los derechos de las mujeres", explicó la eurodiputada socialista Iratxe García, la primera de los ocho eurodiputados del Estado que intervinieron en el debate. Junto a ella se alinearon miembros de todas las familias políticas más importantes, desde Raúl Romeva (Iniciativa per Catalunya), hasta Izaskun Bilbao (PNV), Iñaki Irazabalbeitia (Aralar), Willy Meyer (IU), María Muñiz y María Irigoyen (PSE).

Todos ellos lanzaron el mismo mensaje preocupante: que es innecesario cambiar la ley porque la actual funciona bien, que será el mayor retroceso legislativo de la democracia, que supondrá imponer las convicciones religiosas de una parte de la sociedad al resto, que traerá más discriminación y que no reducirá el número de abortos sino que la ilegalidad aumentará los riesgos sanitarios para las mujeres.

"La base ideológica de la contrareforma concibe a las mujeres como sujetos sin derechos, que hay que tutelar y donde su voluntad queda relegada por una supuesta defensa de los derechos del concebido. Este fundamentalismo misógino nos devuelve a los tiempos en los que el aborto era privilegio de las clases altas", alertó Romeva. "Europa no puede regresar a los tiempos en los que las convicciones religiosas de una parte de la sociedad se imponían al resto", añadió Bilbao que aludió a los problemas de salud que generará entre las mujeres y al paso atrás que supondrá modificar una ley de forma unilateral.

Pese a los intentos de torpedear el debate por medio de mociones de orden y acusaciones de favoritismo a la ecologista belga Isabelle Durant, que presidió ayer la sesión, fueron muchos los eurodiputados de otros países que expresaron apoyo y simpatía y rechazaron los argumentos conservadores. "¿Por qué podemos hablar de obesidad, de Alhzeimer o de cáncer de colon pero no podemos hablar de cuestiones que nos afectan diariamente?", preguntaba la liberal holandesa, Sophie in't Veld. "El PP es hipócrita y aplica un doble rasero porque esta cámara aprueba muchas resoluciones sobre las que no tiene competencias ", les recordó ante el principal argumento esgrimido por los conservadores.

matices en los conservadores "Lo que estamos comprobando aquí es que pretenden saltarse las reglas del juego que democráticamente nos hemos dado", respondió la popular Teresa Jiménez Becerril en referencia a un informe sobre educación sexual y reproducción rechazado en diciembre pasado por apenas siete votos y mucha polémica. Curiosamente y pese a las graves acusaciones vertidas ayer contra el gobierno de Mariano Rajoy, la eurodiputada sevillana fue la única de la delegación española del PP en tomar la palabra, una señal clara del perfil bajo que optaron por mantener ante un debate en el que existen matices. Por ejemplo, la jefe de filas del grupo ayer, la eslovaca Edit Bauer, apuntó que no pueden ni "imponer ni recomendar soluciones que son inaceptables en algunos Estados miembros". En cambio la francesa Morin-Chartier recordó que la ley aprobada hace 38 años en Francia salió de un gobierno conservador, con la ex presidenta del Parlamento Europeo, Simone Veil, como ministra de sanidad y que supone un equilibrio perfecto. "Esto pasmada de que 30 años después tengamos este comportamiento y esta disensión cuando hay textos equilibrados objeto de consenso", lamentó.

Un consenso que está a punto de perderse en España y que llevó ayer a la mayoría de grupos a pedir el amparo de Bruselas. "Insto a la Comisión Europea a hacer todo lo posible para evitar que tenga lugar tal despropósito", urgió Romeva. Izaskun Bilbao pidió "normas comunes" que garanticen los mismos derechos a todas las mujeres mientras que Willy Meyer, recomendó a sus colegas sumarse a la campaña de firmas en un intento por reabrir el debate. De momento cuentan con 179 y aunque a las puertas de unas elecciones europeas pueden hacer daño a los conservadores Bruselas también avanzó que su margen de maniobra es limitado. "La UE no tiene competencias sobre la política del aborto y no puede intervenir en las políticas de los Estados en estas áreas", explicó el comisario de transportes, Siim Kallas, responsable de presentar ayer la postura del Ejecutivo comunitario, sin dejar de añadir que "la Comisión está entre los que se oponen a toda discriminación".