DONOSTIA. Los agentes que han testificado hoy se han pronunciado en el mismo sentido que los que lo hicieron ayer, que el comportamiento del padre, un ciudadano marroquí de 44 años, no les pareció el normal de una persona cuya hija acaba de desaparecer.

Han recordado que la investigación se centró en torno al parque Montetxio porque el acusado dijo que había acudido allí a dormir con su hija y que al despertarse no la encontró a su lado -en el juicio aseguró que habían pernoctado en el malecón de la playa y que había mentido inicialmente por miedo a que le quitasen la niña los servicios sociales de la Diputación-.

Ninguno ha considerado verosímil la posibilidad de que la pequeña, Aicha, pudiese haber bajado de noche por su propio pie a la playa desde Montexio, por tratarse de una zona de monte de difícil acceso, lo que además habría supuesto que, tras bajar, tuviese que cruzar sola la carretera N-634.

Los policías han afirmado que es imposible que la niña hubiese hecho, sin luz artificial, ese largo camino y que, de hecho, los agentes que lo realizaron con linternas, hallaron dificultades para llegar hasta la carretera.

También han declarado dos testigos propuestos por la defensa, una médico que atendió al procesado tras los hechos y un ciudadano marroquí, quien ha dicho que en una ocasión que coincidió con el acusado, éste se encontraba muy ebrio.

La médico ha explicado que administró al imputado una inyección tranquilizante porque lo encontró "nervioso e inquieto", aunque no "abatido".

El juicio continúa mañana con la comparecencia de los peritos.