Nekane Lauzirika

EL valle de Hushé, en Baltistán, se encuentra en una aislada región de alta montaña, en el norte de Pakistán. "En aquellas montañas vive gente como Amina, Rustam, Karin, Nadia... Gracias a ellos el himalayismo adquiere una vertiente más humana", reconoce Alberto Iñurrategi, hermano de Félix Iñurrategi que falleció escalando un ochomil.

Baltistán es una tierra montañosa enclavada entre China e India, en el comúnmente denominado Kashmir pakistaní. Un lugar prácticamente aislado del resto del país donde el 96% de la superficie la componen montañas de entre 4.000 y 8.000 metros. Una región donde la presencia del Estado pakistaní desde la independencia del Reino Unido en 1947 se percibe con cuentagotas.

Desde su creación Baltistán Fundazioa siempre ha sido una firme defensora del desarrollo autóctono, "aquel que es promovido y gestionado por la propia comunidad, según sus capacidades. Nosotros huimos de las recetas de desarrollo que consideramos en el norte-rico como las correctas. Todos los proyectos que hemos puesto en marcha han sido demandados por la comunidad del valle", explica a DNA José Manuel Ruiz, presidente de la organización.

Por eso en esta Fundación vasca se trabaja en estrecha colaboración con la entidad local encargada del desarrollo, la Félix Iñurrategi Foundation Baltistán Machulu (FIFBM), compuesta en exclusiva por personas del valle de Hushé, en las áreas de educación, agricultura, fortalecimiento comunitario y desarrollo organizativo, salud, infraestructuras... haciendo especial hincapié en el empoderamiento de las mujeres. El valle de Hushé donde trabaja Félix Iñurrategi Baltistán Fundazioa se halla en la alta montaña en el noreste de Baltistán situado entre 2.500 y 3.400 metros de altitud.

Pasión por la montaña Las personas que componen la organización comparten la pasión y respeto por la naturaleza y en especial por las zonas de montaña, como Baltistán, en la cordillera del Karakorum, un mágico lugar que acoge al mayor número de montes de más de 6.000 metros del mundo y donde se encuentran cuatro de los ochomiles: el K2, Broad Peak, Gasherbrum I y Gasherbrum II.

Valores tradicionales del mundo del montañismo como la solidaridad, el compañerismo, el respeto por la naturaleza, la constancia, el tesón, el trabajo duro y el optimismo, impregnan todo el quehacer diario de la Fundación. La formación humana y profesional es, en este sentido, uno de los pilares del colectivo, como llave para el desarrollo socio-económico de la población y también como herramienta de empoderamiento de las mujeres del valle.

Lo realizado por esta organización en el valle de Hushé es espectacular. En 2006, según el diagnóstico realizado por dos cooperantes de la organización, el conjunto de escuelas tenía solo el 48% de escolarización entre el alumnado de 3 a 15 años. Solo el 30% eran niñas y tan solo una de cada tres pequeñas en edad escolar iba a la escuela. "A esto se unían las malas condiciones higiénicas, pésimos equipamientos, el bajo nivel del profesorado y la escasez del mismo. Junto a ello, el bajo nivel de concienciación de las familias sobre la escolarización, especialmente de las niñas", recuerda Ruiz.

En la educación general, en siete años no solo hay cuatro escuelas más, sino que hay más profesores. En Munawar, English Public School de 106 chicos y chicas se ha pasado a 352 y se han formado a 75 profesores y profesoras y se han reforzado los estudios de 234 estudiantes en invierno, además de construir cuartos de baño separados. Son los logros que muestra con satisfacción el presidente de la Fundación vasca.

Educación de las mujeres La red Vocational Training Centre for Women en el valle se centra en fomentar sus capacidades y crecimiento personal, en la que participan varios centenares de mujeres. "Cuando llegan los montañeros a escalar las cimas, los hombres tienen la oportunidad de trabajar como guías y porteadores durante un tiempo acompañando a los escaladores y ganan algo de dinero. Las mujeres eran invisibles, a pesar de que llevan el peso de la organización del valle, el machismo imperante las oculta. Hemos tenido que sortear muchas dificultades con los hombres del valle que no veían que las jóvenes se educaran o acudieran a los centros a formarse en distintas actividades. Solo cuando han percibido el rendimiento social y económico accedieron", añade Jon Mancisidor, voluntario de la organización. Así que este año han comenzado a echar a andar las tres primeras iniciativas empresariales desarrolladas por mujeres.

"Si pudiera expresar un deseo, pediría que estos niños y niñas se formen, que devuelvan a su comunidad mediante su trabajo cualificado la ayuda que han recibido y que nunca más nos necesiten, salvo en sus afectos", apunta el alpinista Juanjo San Sebastián, gran conocedor del valle.

En esta línea trabajan en la ONG vasca. De hecho, han diseñado un plan de educación a 10 años para el conjunto del valle que busca cambiar radicalmente la situación actual. Entre los elementos clave figura la implantación de un nuevo modelo pedagógico en Munawar con el apoyo de UK-PDCN, una de las instituciones más prestigiosas de Pakistán en Educación. "Este modelo va extendiéndose gradualmente al resto de las escuelas del valle, al igual que la formación del profesorado", explica Ruiz.

Centro de profesorado La organización juega también con otras claves como la creación de un Centro de Profesorado en Machuco, así como la financiación de los costes de matrículas de las niñas para incrementar su escolarización y que no abandonen los estudios. "También nos parece fundamental un programa de becas para estudios superiores dirigido a jóvenes del valle. De aquí salen los futuros maestros y maestras; ya tenemos algunas. Tampoco hay que olvidar las clases de refuerzo en vacaciones de invierno para mejorar los niveles de inglés".

El plan pivota sobre la escuela Munawar, con su director Bashart Alí al frente, el equipo de profesorado del centro renovado en los últimos cuatro años, el apoyo de Félix Iñurrategi Foundation Baltistán Machuco y la comunidad local.