Pasaia. "Mi hija vuelve al cole el martes, y en casa de mi suegra no podemos seguir. Estos días duermo en el suelo. Necesitamos un techo, una solución estable, por favor. No tengo ni para calzoncillos. Ahora mismo, estoy usando los que me ha prestado un amigo. Por favor, una solución". Brotaban con tanta sinceridad las palabras de Francisco Ventosa, de 46 años, que hasta sus propios vecinos, cada uno con su propio drama a cuestas, le brindaron un aplauso. Tensa, muy tensa la reunión que mantuvieron ayer los damnificados por la catástrofe con la alcaldesa de Pasaia, Amaia Agirregabiria y al diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano. Hubo otros vecinos que, sacudidos por la tragedia, protagonizaron intervenciones más airadas: "¡Llevo tres días sin ducharme! ¡Necesitamos una solución ya! ¡Escuchad al pueblo, que cobráis por ello, cojones!", increpó un joven a los representantes institucionales.
Hay quienes lo han perdido todo. Los que conservan algo irán entrando hoy escalonadamente a recoger lo poco que les queda. Está previsto que lo hagan en turnos de media hora, entre las 9.00 y hasta el mediodía. Primero accederán los titulares de los bajos, y posteriormente los vecinos de los números 5 y 7 de la calle Euskadi Etorbidea. Fue una decisión tomada a última hora de ayer, después de una tensa reunión.
El propio diputado pedía calma, indicando a los afectados que sería difícil llegar a un entendimiento si no se respetaba el turno de cada uno. "¿Pero cómo quieres que estemos calmados cuando lo hemos perdido todo?", respondían airadamente. La tensión alcanzó su climax cuando una mujer de edad, que ocupaba una de las primeras filas, se desplomó por perder el conocimiento una hora después de comenzar la reunión.
Sollozos, ojeras, desvelos... dos días después del doble incendio que ha sacudido al distrito pasaitarra de Trintxerpe, en una NocheVieja que nadie olvidará, medio centenar de familias afectadas por las llamas se reunieron ayer en la Tenencia de Alcaldía de Trintxerpe con la alcaldesa, el diputado general y el arquitecto municipal. Periodistas, vecinos y curiosos jalonaban el paso de unas familias que se acercaban a la reunión como quien va al purgatorio, con el temor de escuchar lo peor. "No puedo ni hablar, ya perdonaréis", decía una mujer de edad, ayudada por un familiar, que solo pedía un "sitio donde poder vivir".
Entretanto, los operarios seguían trabajando en el exterior de los números 5 y 7. Resulta sorprendente observar los efectos del fuego. Todas las hipótesis apuntan a que cayó una bengala que redujo a cenizas el techo del primer portal, y produjo irreparables desperfectos en el segundo. La Ertzaintza ha abierto una investigación y por el momento no ha trascendido ninguna detención. Testigos presenciales aseguraban ayer haber visto lanzar bengalas de barco desde la parte trasera minutos antes de la tragedia.
Pero el verdadero drama se encontraba ayer de puertas adentro: niños, ajenos a la tragedia, tirando del brazo de sus madres, jóvenes intercambiando fotos del incendio que asoló las viviendas de sus aitas y, sobre todo, muchas personas mayores que se fundían en un abrazo solidario dejando escapar alguna que otra lágrima. Todos ellos iban ocupando sus asientos en la sala. Eran los protagonistas de una tensa reunión que comenzaba sobre las 11.00 horas.
El arquitecto municipal les informó de que ha sido necesario "romper" parte de la fachada principal que comparten los números 5 y 7 para evitar que se desplome. De momento es pronto para saber qué suerte correrán las casas y sus inquilinos. "Se está quitando la carga a mano, porque lo realmente importante ahora es evitar una mayor afección", expuso el arquitecto, en relación al inmueble más afectado. Hoy está previsto que los vecinos de los tres primeros pisos del portal 5 y 7 acudan a sus hogares a recoger lo "más urgente", como ropa o documentación. La parte superior del inmueble está "destrozada", pero la base del edificio es estable. Los vecinos entrarán hoy de uno a uno en turnos de media hora.
Informes Así lo aconseja el informe municipal que se ha realizado contra el reloj, cuyos resultados se darán a conocer hoy a los vecinos. Para la semana que viene está previsto un segundo informe de los bomberos. Aunque se temía que los inquilinos del portal número 5 deberían esperar, la retirada de la carga acumulada en el segundo piso permite el acceso. Posteriormente se realizará la valoración. A día de hoy ni siquiera saben si el inmueble seguirá en pie.
En el caso de que se descarte su derribo, las familias deberán decidir si colocar un toldo en la parte superior del inmueble. Es una actuación que se antoja necesaria debido al largo tiempo que se demoraría la obra, pero que "correría a cuenta" de los afectados, algo que soliviantó los ánimos de los presentes. "¿Tenemos que pagar por algo que antes estaba bien y que ha quedado destrozado por causas ajenas a nosotros?". Se preguntaron los vecinos. De las palabras de los representantes municipales se adivina la ardua tarea que se avecina con los seguros, "que pueden llegar a tener intereses contrarios a los vuestros", les aconsejaron.
La tensión fue en aumento. "¿Y porqué falló la presión del agua al extinguir el incendio?" La alcaldesa informó a los vecinos de que la falta de presión en la linea de hidratantes en la linea de Pasaia se debió a que succionaban al mismo tiempo varias mangueras, pero no achacó lo ocurrido en ningún momento a problema técnico alguno. "¿Estabas tú ahí a las 00.05 horas, cuando entré a mi casa a coger a mis animales? Yo sí estaba, y vi que de las mangueras salía un hilo de agua?, espetó un vecino. La alcaldesa le respondió que ella también siguió todos los pormenores de los ocurrido.
Respecto al futuro del inmueble, el arquitecto explicó que su tarea consiste en "valorar si el edificio puede caerse o no", pero a partir de ahí "es responsabilidad vuestra valorar si se asume el coste del toldo que sería necesario" hasta que se repare la casa. "¿Y por qué no responden ustedes por ello? ¿No estamos hablando de que ha sido una bengala la que ha originado el incendio? ¿No hay responsables?". El reloj marcaba las 12.00 horas. Las preguntas no dejaban de lanzarse, pero se vieron abruptamente interrumpidas cuando una mujer que se encontraba en las primeras filas, desfallecida, tuvo que ser atendida por profesionales del Servicio de Emergencias Sociales de la Diputación, tras desplomarse sobre el suelo.
Fueron minutos de desconcierto. Repuestos del susto, los vecinos continuaron con la reunión, en la que canalizaron todas sus quejas a través de la administradora. La portavoz del portal 31 expuso que, dada las "diferentes casuísticas", lo más oportuno sería que cada comunidad haga los trámites por separado. La alcaldesa informó a los afectados que se ha habilitado un servicio de atención, que comenzó a recoger los testimonios de todos los afectados.
El Servicio de Emergencias Social, estipulado en 72 horas, se ha prolongado hasta hoy para los vecinos del portal 31, que ya pueden regresar a sus hogares, según constató el arquitecto municipal de Pasaia.
El consejero de Asuntos Sociales, Juan María Aburto, también visitó la zona afectada y mantuvo un encuentro con la alcaldesa del municipio y el diputado general, con el fin de ofrecer una respuesta consensuada. Aburto explicó que el Gobierno vasco aportará "ayudas económicas" -que la alcaldesa cifró a los vecinos en unos 150.000 euros- "repartidos en función de las necesidades". Se trata de una partida similar a la que se siguió en el devastador incendio de Bermeo.
El consejero anunció asimismo que se habilitará una promoción de viviendas sociales que ya están concluidas, y cuyos trámites se van a acelerar. Aburto se comprometió a desarrollar "otros proyectos arquitectónicos", en común de acuerdo con el resto de instituciones. La alcaldesa, por su parte, animó a los vecinos que puedan disponer de una vivienda vacía para que la alquilen a través del programa Alokabide del Gobierno Vasco. "Lo que podéis tener claro es que no vamos a dejar a nadie en la calle", aseguró Agirregabiria. Se ha creado, al respecto, una comisión para hacer un seguimiento de la tragedia. En el exterior, algunos vecinos no eran de la misma opinión. "Lo peor es la gente", decía un hombre mientras observaba el destrozo desde la zona acordonada. "Lo peor son ellos, que se van a quedar sin casa. Todos estamos ahora muy sensibilizados, pero en cuatro días nos hemos olvidado". Por lo pronto, el domingo a las 11.00 horas está previsto un encuentro en el lavadero de Azkuene. Se trata de una solidaria iniciativa de los vecinos, que tienen previsto realizar una recogida de juguetes, ropa, alimentos "y todo lo que se pueda aportar".