PEKÍN. Según un informe publicado hoy por la delegación del este de Asia de Greenpeace, estos productos se envían, además de al interior del país, a Oriente Medio, África, Europa y Norteamérica, así como al sureste del continente asiático.

La organización pide al Gobierno chino que prohíba la utilización de estos productos, y denuncia dos complejos fabriles en particular, los cuales producen alrededor del 40 por ciento de todas las prendas de niños que se fabrican en el gigante asiático.

"Nuestro estudio envía una señal de alarma a los padres de más de doscientos millones de niños chinos y extranjeros", dice en el informe Lee Chih An, directora de la Campaña de Tóxicos de la oficina del este de Asia de Greenpeace.

Para realizar la investigación, el personal de Greenpeace compró 85 prendas infantiles entre junio y octubre de este año, todas elaboradas en una fábrica de la ciudad de Zhili (en la provincia oriental de Zhejiang) y en otra de la localidad de Shishi (Fujian, también oeste).

Posteriormente, las enviaron a laboratorios independientes que revelaron que más de la mitad de las prendas contenía la hormona NPE, mientras nueve de cada diez dieron positivo en antimonio, y al menos dos en elevadas dosis de ftalatos, conocidas todas por su toxicidad hacia el sistema reproductivo, asegura Greenpeace.

La industria de la ropa infantil china es altamente rentable, con beneficios anuales de alrededor de 1 billón de yuanes (165.000 millones de dólares) y un crecimiento del 30 por ciento anual, lo que la convierte en uno de los sectores de mayor expansión de la segunda economía mundial.

"No hay regulación en el control del uso de los componentes de la ropa de niños", considera Lee.

Además, el estudio denuncia que los legisladores llevan años elaborando borradores al respecto, pero que nunca ha salido adelante: "No tenemos ni idea aún de cuándo la normativa será promulgada", añade.

Pese a que China se ha consolidado como el mayor fabricante de textiles y químicos del mundo, la regulación todavía no ha hecho "más que comenzar", dice el informe.

"Con un nuevo bebé naciendo en China cada dos segundos, el país no puede permitirse tomar ningún riesgo en la salud de los menores", opina la experta, y añade:

"Sólo estableciendo una política de gestión y control rigurosa sobre el uso de químicos, China puede realmente proteger a sus menores".

El informe tan sólo habla de las dos fábricas citadas, y no señala ninguna marca de ropa específica, de China o de cualquier otro país del mundo, que se suministre de los tejidos supuestamente nocivos.