LA sociedad civil está organizada y dispuesta. La red vasca de centros científicos y tecnológicos, impaciente por engrasar con sus aportaciones, conocimientos y proyectos la inexcusable metamorfosis hacia una comunidad vasca más sostenible, eficiente y competente en el contexto del cambio climático. Y los tomadores de decisiones, inquietos y preocupados por encontrar la fórmula más adecuada y respetuosa con otros planes estratégicos y encauzar un conjunto de políticas más racionales y equitativas.
Todos ellos tendrán la oportunidad de compartir este próximo jueves en el marco de la cuarta edición de Klimagune -foro científico en el que también toman parte agentes sociales y técnicos de distintas capas administrativas vascas- visiones de futuro y tratar de diseñar una hoja de ruta que permita poner en práctica modos y experiencias para empezar a transitar de forma real y efectiva hacia esa sostenibilidad.
Ese es el gran reto que estará presente durante las mesas redondas y debates multidisciplinares -hablarán tecnólogos, ingenieros, economistas, biólogos, especialistas en Derecho, científicos e incluso el filósofo Daniel Innerarity- organizados por BC3, centro vasco de investigación sobre el cambio climático. Tal y como resumía el coordinador de este evento, Unai Pascual, se trata de sumar las contribuciones de la red vasca de ciencia y tecnología "desde diferentes disciplinas y, al tiempo, ofrecer una visión sobre cómo deberíamos empezar a realizar esa transición de manera real, más allá de los discursos; de coger el toro por los cuernos, vamos". Es decir, que las ideas y las reflexiones no se queden en papel, sean interiorizadas por la sociedad civil y tengan un recorrido estratégico en manos de la Administración, desde los ayuntamientos, pasando por las mancomunidades y las diputaciones, hasta el Gobierno Vasco. Y es que, agregaba Pascual, el objetivo de esta iniciativa no es otro que compartir conocimientos, proyectos y desarrollos científicos para intentar hallar un vínculo entre los grupos de investigación vascos, la ciudadanía y las instituciones, agentes primordiales para emprender esa mudanza a un nuevo modelo en Euskal Herria.
"Klimagune -describía- pretende abrir el cascarón. Esa transición no vendrá únicamente de la comunidad científica. Hay que engrasar la ciencia con la toma de decisiones y la activación de sociedad civil organizada. Y sobre todo el tomador de decisiones. Esto puede ser una semilla de cambio..." se conjeturaba. La conciencia ecológica existe, pero como ilustra Pascual, "hay mucho camino por hacer. Necesitamos que esa conciencia se convierta en hábito. Llevamos ya veinte años hablando de estos problemas y tenemos que encontrar soluciones adecuadas a los grandes retos a los que nos enfrentamos".