Santiago de Compostela. La muerte de Asunta, la niña de 12 años de origen chino adoptada por una familia gallega, sigue despertando conmoción dos meses después del hallazgo de su cadáver. El levantamiento del secreto de sumario ha revelado que la menor fue asfixiada por su madre adoptiva después de que el padre la drogara. Los investigadores del crimen sostienen que Rosario Porto asfixió a la menor y que ella sola fue la que se deshizo del cuerpo en la vivienda familiar de Teo, donde pudo haber matado a la niña. Queda por determinar cómo murió asfixiada, hipótesis entre las que los investigadores no descartan que fuera con "un pañuelo, una mano o la almohada".
A escasos kilómetros de donde se ubica la vivienda está la pista forestal en la que, sobre la 01.15 horas del 22 de septiembre se encontró el cuerpo de la menor. Según la investigación, el cadáver de la niña habría sido movido solo por Rosario Porto, sin la ayuda de terceras personas, antes de presentar, junto a Alfonso Basterra, la denuncia por la desaparición de la niña, que fue formalizada en torno a las 22.30 horas del 21 de septiembre en la Comisaría de Santiago.
Aquel sábado, en torno a las 20.45 horas, Rosario Porto fue vista saliendo en coche de la vivienda de Teo por un vecino con el cual mantuvo una breve conversación y transcurren unos 45 minutos hasta que se desactiva la alarma del piso en el que residía con su hija en Santiago de Compostela. Según su relato en la denuncia de desaparición de su hija, ella llegó a las 21.30 horas al piso de la calle Doctor Teixeiro. Así, los investigadores descartan "en principio" que haya habido otra persona, ajena a Rosario Porto o su exmarido Alfonso Basterra, implicada en los hechos, tras concluir que no hay ningún dato que les condujera a esta posibilidad.
De hecho, esta vía llevó a la Guardia Civil a investigar a personas próximas al entorno de la madre de Asunta, tanto a nivel profesional como personal, aunque el auto por el que se levanta el secreto del sumario concluye que las tres personas investigadas son "totalmente ajenas" a los hechos por los que se imputa a la abogada Rosario Porto y al periodista Alfonso Basterra el supuesto asesinato de su hija.
PARTICIPACIóN DE BASTERRA En relación al padre de Asunta, la investigación tiene "claro" que sería la persona que compró el Orfidal que, supuestamente, se le habría suministrado a la menor durante al menos un período de tres meses. También concluye que estuvo "en capítulos anteriores de sedación" de la menor, antes del 21 de septiembre.
Ese día se considera, como recoge el auto del Juzgado de Instrucción número 2 de Santiago de Compostela, que Basterra fue la persona que suministró a Asunta una "dosis tóxica" de Orfidal "para privarla de toda voluntad y defensa y presuntamente facilitar la acción de asfixia, en un plan concordado" con la madre.
En cuanto al móvil del crimen, la investigación sigue centrada en trabajar en distintas hipótesis, después de que se descartase el económico que se llegó a barajar inicialmente. Fuentes consultadas han apuntado que, aunque no está del todo claro, todo apunta a que la niña "le estorbaba" a Rosario Porto para poder emprender una nueva vida después de su separación de Basterra. De hecho, pese a levantarse el secreto del sumario para las partes, la investigación no se da por concluida, al quedar pendientes "elementos de instrucción" en relación a la desaparición del ordenador y un teléfono móvil del padre de la menor.