MADRID. "Hay que tener en cuenta que, por un lado, el incremento en la hipertensión arterial y la disminución del calibre de las arterias helicinas del pene afectan al riego sanguíneo de éste, y por tanto, no se puede alcanzar una erección con rigidez satisfactoria", ha señalado el director médico del IMS de Madrid y del Centro de Urología de Palma de Mallorca, Mariano Rosselló Barbará.

Asimismo, prosigue el experto, los hombres obesos suelen sufrir una "disminución" en la producción de testosterona, afectando a la líbido, a la calidad de la erección y provocando la aparición de otros trastornos que contribuyen a la disfunción eréctil.

De hecho, un estudio realizado en Philadelphia (Estados Unidos), publicado el pasado julio en la revista 'Surgery of Obesity and Related Diseases', desveló que el 36 por ciento de los hombres que se sometían a cirugía bariátrica padecían disfunción eréctil, trastorno que también sufría el 20 por ciento de los que buscaba perder peso sin cirugía.

En concreto, se calcula que más de 2 millones de españoles sufren disfunción eréctil, aunque la prevalencia aumenta con la edad. Así, entre los 18 y los 40 años afecta al 17 por ciento de los hombres; entre los 40 y los 70 años, al 47 por ciento, y a partir de los 70 años afecta al 72 por ciento, según datos del IMS.

Ahora bien, la relación de la disfunción eréctil con la edad no es sólo un factor senil sino que depende de la coexistencia de otros factores que también van ligados al estilo de vida. Estos factores son la hipertensión, alteraciones de los lípidos plasmáticos, diabetes, obesidad y el aumento de la masa grasa, principalmente abdominal.

"Para prevenir la aparición y mejorar este trastorno es fundamental llevar una dieta mediterránea, practicar ejercicio y mantener un peso saludable. La dieta mediterránea, rica en antioxidantes y micronutrientes, previene y reduce la arteriosclerosis, entre ellas las arterias helicinas del pene", ha explicado la endocrinóloga de la Unidad de Nutrición Salud-10, Josefina Olivares.

Además, una investigación publicada en agosto en la revista 'American Journal of Physiology' mostró que la práctica de ejercicio podía ser un medio práctico para la prevención de la disfunción eréctil inducida por la dieta. Del mismo modo, otro trabajo publicado el pasado julio en la revista 'The Journal of Sexual Medicine' demostró como 200 minutos de ejercicio aeróbico a la semana producían una mejora en los niveles de testosterona, disminuía el peso y la masa grasa y favorecía la función sexual.

DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO

Se considera disfunción eréctil o impotencia sexual cuando hay fracasos en el coito en más de un 50 por ciento de las tentativas, es decir, cuando no se consigue una erección suficiente para iniciar, mantener y terminar una relación sexual satisfactoria.

Su diagnóstico requiere de un estudio multidisciplinario que abarca una historia clínica para detectar factores de riesgo físicos, psicológicos o mixtos, realizado por un profesional experto en medicina sexual o andrología que determinará el tratamiento adecuado para cada paciente.

Una de las pruebas necesarias son los 'test' vasculares con los que se mide la rigidez. Y es que, según datos del IMS, en torno al 30 por ciento de los pacientes con disfunción eréctil no responden a fármacos. En este sentido, Rosselló ha avisado de que a pesar de que los tratamientos farmacológicos son la solución "más publicitada", si se toman sin indicación médica pueden fracasar o, incluso, provocar un riesgo "serio" al paciente.

"En algunos casos, se pueden utilizar estimulantes hormonales, aparatos de vacío, inyecciones con sustancias vasoactivas. Los aparatos de vacío provocan una erección mediante la succión producida en el tubo de vacío, mientras que las sustancias vasoactivas a través de la uretra, o las inyecciones intracavernosas, provocan una erección prácticamente instantánea", ha apostillado el experto.

También es común recurrir al implante de prótesis de pene en casos de disfunción eréctil resistente a fármacos o aquella que aparece como consecuencia de un cirugía por cáncer de colon, de próstata o por traumatismos perineales.

"Consiste en la colocación de unos cilindros de un material biocompatible de estructura anatómica dentro de los cuerpos cavernosos del pene, que consiguen replican la rigidez necesaria para una buena relación sexual", ha zanjado.