Bilbao. rosario Porto ha elegido una carta de cincuenta líneas escrita con boli azul cuyo contenido será revelado en un programa de televisión. Alfonso Basterra ha preferido un método más tradicional, una extensa entrevista en un periódico gallego. Ambos, imputados por el asesinato de Asunta Basterra Porto, su hija adoptiva, comparten desde prisión, un mismo objetivo: trasladar un mensaje de inocencia a la opinión pública propagándose por los medios de comunicación. "Yo no di el medicamento a mi hija", expuso el padre de la niña en la entrevista, de tres entregas publicada en El Correo Gallego. En la misma, Alfonso Basterra aseguró que saldrá de la prisión "con la cabeza muy alta" y que "voy a demostrar a los que me han juzgado que deberían avergonzarse". Del testimonio de Rosario Porto, poco se conoce hasta que el contenido de la carta sea revelado en su totalidad en el programa Abre los ojos... y mira de Telecinco, destinatario de la misiva de la imputada. Apenas han transcendido unas líneas del escrito, que hablaría del caso en tercera persona, pero en ellas y a modo de adelanto realizado por la cadena de televisión, la acusada apunta que su intimidad ha sido violada y que el caso no interesa a nadie salvo a los propios afectados. Escrita de su puño y letra desde el presidio de Teixeiro donde permanece, Rosario Porto romperá su silencio para "demostrar" su inocencia. En la carta también se mostrará como víctima de un juicio paralelo, el mismo argumento que se trasluce de la declaraciones de su exmarido.

El caso de Asunta, extraordinario por el impacto mediático que posee, se ha convertido en un torbellino repleto de filtraciones, de informaciones más o menos contrastadas y bulos que circulan por el resbaladizo raíl de los juicios paralelos: los de la opinión pública, los más peligrosos según los juristas. Ese sería el tablero de ajedrez que han decidido conquistar Rosario Porto y Alfonso Basterra colocando sus piezas. Una estrategia de defensa que contaría con el beneplácito de sus respectivos abogados. "En mi vida profesional jamás he asistido a nada igual", reconoce Miguel Alonso Belza, letrado y profesor de Criminología de la Universidad del País Vasco.

La Numancia mediática no solo la han activado los imputados desde la celda. De ese hilo tira con fuerza José Luis Gutiérrez Aranguren, que defiende los intereses de Rosario Porto. El abogado también se

ha sumado al ejercicio ajedrecístico al establecer un paralelismo entre su cliente y Dolores Vázquez, en su día acusada por el asesinato de Rocío Wanninkhof, un cargo por el que fue condenada a 17 años de prisión hasta que finalmente, tras permanecer dos años en la cárcel, fue absuelta del crimen. Años atrás, el caso del crimen de Rocío Wanninkhof también obtuvo un sobresaliente vuelo mediático y una resolución que alimenta los postulados del abogado de Rosario Porto.

Sobre ese mismo suelo, Gutiérrez Aranguren advirtió en una reciente visita al juzgado de Santiago que su cliente "está siendo sometida a un linchamiento inmoral y está situación repercute en su estado de ánimo".

El crimen de Asunta, al igual que otros célebres casos, se está disputando en dos terrenos de juego. En el juzgado, con el juez José Antonio Vázquez Taín como árbitro - el magistrado cuenta con alguna intervención desafortunada-, y en el ruedo de los medios de comunicación, donde el reglamento es más difuso, la visión opaca, a veces deformada, y el ruido ensordecedor. El caldo de cultivo ideal para los juicios paralelos. "Todo lo que se cuenta en televisión, lo que se dice en la radio o se escribe en los periódicos llega a prisión y los imputados son conscientes de que su posición de cara a la opinión pública no es, precisamente, buena", destaca Miguel Alonso, que entiende que la táctica defensiva de los imputados pretende "contrarrestar en lo posible todo lo que se está diciendo en los medios sobre ellos" porque lo aparece en los medios "cala en la gente".

ganarse a la audiencia Conscientes de ello, Rosario Porto y Alfonso Basterra habrían decidido por tanto socializar su situación y proclamar su inocencia construyendo para ello un relato dirigido a los medios de comunicación con la intención de llegar a la máxima audiencia posible con su verdad, sin esperar a la celebración del juicio ni al levantamiento de sumario, que aún se mantiene en secreto. A pesar de ello, las filtraciones han sido constantes y, en algunos casos, dañinas para la instrucción.

"En esta clase de casos, con tanta presencia mediática, son constantes las filtraciones, las informaciones y las desinformaciones. Todo eso influye en la opinión púbica", subraya Miguel Alonso, convencido de que "el juicio se produce en la calle y tengo la impresión de que muchos ya tienen su veredicto". El proceso judicial late con virulencia en los platós de televisión y en las tertulias de las tabernas y es ahí en donde quieren hacer palanca los imputados, conocedores de que las informaciones que aparecen en los medios de comunicación no retratan su mejor perfil. No les son favorables, precisamente.

Con su decisión, Rosario Porto y Alfonso Basterra han abierto desde la cárcel una carretera de doble dirección. No son únicamente sujetos pasivos: no solo escuchan, también hablan. "Lo habitual es ser discreto, esperar a las diligencias y consensuar una estrategia con el abogado defensor basada en la absoluta confianza. Esta manera de proceder es novedosa", describe Miguel Alonso. Desde la "prudencia", el abogado y criminólogo detalla un elemento que puede servir como encuadre para un comportamiento tan inusual en los imputados. "Será un jurado popular el que determine su culpabilidad o no. Desde mi punto de vista, esa es una cuestión que se tiene que tener en cuenta".

Los jurados populares son más permeables, más proclives a la contaminación, "incluso influenciables por lo que les llega desde afuera" explica Miguel Alonso, que destaca: "los jueces profesionales no viven en burbujas, pero evidentemente son mucho menos impresionables". Los jurados populares, constituidos por ciudadanos elegidos al azar, sin el dominio de los resortes que se articulan durante los juicios, son más sensibles a las influencias externas. "Al igual que todo lo publicado sobre el caso suele servir para hacerse una opinión al respecto, las intervenciones de los imputados (vía entrevista y mediante carta) también les llegarán".

sembrar dudas La balanza, por el momento, no parece favorable a los intereses de Alfonso Basterra y Rosario Porto, que han optado por asomarse a los medios de comunicación. Periodista él y abogada ella, muy conocidos ambos en la vida social de Santiago de Compostela, saben que, aunque arriesgado porque se corre el riesgo de obtener el efecto contrario, la reprobación de la sociedad, el balcón mediático resulta ideal para trasladar su discurso de inocencia y tratar así de introducir dudas en el relato oficial que sostiene su imputación por el asesinato Asunta, provocado por la asfixia química producida por la ingesta de un ansiolítico.

El padre de la niña, Alfonso Basterra, ofreció su versión al respecto en uno de los capítulos de la entrevista. "Nada de lo que se ha contado al respecto tiene sentido. Si la niña tomó la superdosis de Orfidal que dicen, habría salido ya de mi casa moribunda y no es así", aseguró Basterra en la entrevista concedida a El Correo Gallego.

Descartada la huida hacia delante como método "no tiene visos de serlo a pesar de que no sea un comportamiento normal", Miguel Alonso considera que la estrategia defensiva promovida por los acusados, además de hacer contrapeso a la versión que maneja el juez José Antonio Vázquez Taín, se explicaría desde dos motivaciones. "Por un lado, si eres inocente, y ante la avalancha de informaciones que llegan del exterior, creo que lo normal es explotar y querer decirle a todo el mundo que tú no has hecho nada, que eres inocente del todo. Por otro lado, en caso de saber que eres culpable, la idea que tratarías de trasladar es la de parecer menos culpable".

Mientras la estrategia mediática de defensa de los imputados continúa en pleno apogeo, quedan por esclarecer los detalles del crimen. Rosario Porto y Alfonso Basterra tienen las llaves del laberinto Asunta.

El laberinto Asunta

Alfonso Basterra y Rosario Porto, imputados por el asesinato de su hija, activan una novedosa estrategia de defensa propagándose por los medios

Los acusados tratarían de contrarrestar con sus declaraciones la versión oficial, que les imputa el asesinato de su hija

Un jurado popular, más permeable a la opinión pública, determinará la inocencia o culpabilidad de los padres en el juicio