bruselas. Los naufragios en Lampedusa han revelado las carencias de una UE que no se ha dotado de una política común para la inmigración ilegal y que, en periodo pre-electoral europeo, vive un recrudecimiento de la situación por los éxodos fruto de la primavera árabe. Analistas, eurodiputados y otras fuentes europeas subrayan la falta de una política común europea para la inmigración ilegal y la resolución solo parcial del control de las fronteras marítimas a través de Frontex como respuesta al por qué no se evitan tragedias como las de Lampedusa, que ha dejado alrededor de 400 muertos en el mediterráneo en apenas dos semanas.
La ministra italiana de Integración, Cécile Kyenge, dijo ayer en la Eurocámara que "ha llegado el momento de cambiar las leyes de inmigración en la Unión Europea" tras las tragedias vividas en Lampedusa en las últimas semanas. Sin embargo, en el último borrador de la cumbre europea del 24 y 25 de octubre, los jefes de Estado y Gobierno señalan su pena por lo sucedido pero postergan la toma de nuevas decisiones hasta junio de 2014. Según ese borrador, susceptible aún de ser modificado, los Veintiocho dedican un párrafo a la cuestión de las medidas a tomar a nivel europeo en cuestiones de inmigración y un punto de la agenda solicitado por Italia y Francia, aunque no incluye medidas concretas.
Al analista del European Policy Center (EPC) Yves Pascouau no le sorprende la previsible falta de nuevas decisiones de esa próxima cumbre pues "los países no quieren legislar la cuestión de la política de inmigración a nivel europeo porque no quieren ceder soberanía en un asunto como las condiciones en las que se da entrada a un extranjero". "Si la cuestión ya era sensible hace una década, tras la crisis económica y las elecciones europeas a la vuelta de la esquina, aún más", apuntó. La Eurocámara pedirá la próxima semana que en 2014 se aumente en 2,5 millones el presupuesto para Frontex.