Ayer mismo, un ciclista embistió a un peatón en Postas. Un tipo de accidente común en Vitoria desde que se ha generalizado el uso de la bicicleta, un medio de transporte que ha calado fuerte en la ciudad y que toda Europa trata de fomentar, particularmente, en esta semana de la movilidad sostenible. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y el aumento de bicicleteros provoca fricciones entre peatones, conductores y ciclistas.
Una de las quejas más recurrentes contra los usuarios de la bici es su falta de disciplina, que se traduce en velocidad excesiva, maniobras percibidas como peligrosas por los peatones en aceras y calles peatonales y caso omiso a los semáforos en rojo. Son las conclusiones del Informe sobre el comportamiento ciclista en la ciudad. Este estudio, elaborado por el Centro de Estudios Ambientales (CEA), se centra exclusivamente en la indisciplina de los bicicleteros, dejando de lado los comportamientos inadecuados de peatones y conductores, que también los hay. Es, por tanto, un análisis parcial, pero no por ello deja de reflejar lo que cada día sucede en las calles de una ciudad que ha decidido subirse al sillín.
Pero, ¿cómo se comportan los ciclistas ante las señales de circulación? En el informe se asegura que el respeto a los semáforos es muy bajo. Y los que paran ante el disco en rojo, lo hacen porque el tráfico es tan alto que no les permite cruzar. "Con poco tráfico, el respeto es casi nulo y lo mismo ocurre en los pasos de cebra y de vías ciclistas". Un hecho común es que cuando un ciclista se salta el semáforo porque apenas hay circulación, el resto hace lo mismo. E igual en caso contrario, si alguien respeta el disco rojo, los demás también, incluso si no pasan coches.
Otro comportamiento inadecuado de los bicicleteros consiste en circular en sentido contrario. Esta mala costumbre se ha detectado sobre todo en supermanzanas de poco tráfico como Sancho el Sabio, donde las bicis tienden a acortar por donde les es más cómodo y rápido. En el resto de calles no es habitual, excepto cuando hay pocos coches o si hay carriles-bus.
En calles donde no existe ninguna vía especial para bicis, si el tráfico es denso y las aceras anchas, la gran mayoría de los ciclistas circula por la acera. En Gasteiz, además, el hecho de que muchas calles sean de sentido único hace que los bicicleteros tiendan a circular por la acera en sentido contrario.
calles para bicis El miedo es uno de los factores que más frena a los usuarios de la bici a mezclarse con los conductores. Cuando existe una vía específica para bicis, tienden a ir por ella, ya sea acera, pista o senda. También se atreven a bajar al asfalto cuando en la calzada hay un carril-bici bien señalizado, lo que indica a los expertos en movilidad que una buena señalización anima a los bicicleteros a circular junto a los coches. Otro dato que confirma la preferencia de los ciclistas por la calzada cuando existen infraestructuras adecuadas es que si hay carriles-bus o vías del tranvía, tienden a utilizarlos. "Ve como seguro ir por la calzada siempre y cuando tenga la certeza de que los coches no invaden su espacio", subraya el informe.
Además, la circulación de bicis por vías preparadas para su tránsito aumenta cuando están bien señalizadas. Un ejemplo es Paseo de Cervantes, donde los ciclistas que vienen por la acera-bici de Fray Francisco sí que continúan su marcha por el bidegorri. En cambio, el resto, acostumbra a ir por la zona peatonal, seguramente porque no tiene facilidad para acceder al bicicarril.
Cruces e intersecciones El Ayuntamiento también ha analizado el comportamiento de los bicicleteros en los cruces e intersecciones de calles, y resulta que cuando van por la acera, los cruces los hacen casi siempre por los pasos de cebra. Una maniobra de las más peligrosas, según los atestados de la Policía Municipal, y que a menudo desencadena accidentes. Hay intersecciones, como la de la avenida Judimendi, donde los bicicleteros que van por la acera comienzan a cruzar por el paso de cebra y luego se pasan a la calzada cuando el tráfico se lo permite. Los conductores no se esperan que a su paso cruce una bici y no tienen tiempo para frenar, ya que su campo de visión se limita a unos cuantos metros a los laterales, lo justo para ver si pasa algún peatón. Siniestros, fáciles de evitar para los técnicos, si las bicis circulasen por la calzada, como ahora obliga la normativa en las zonas 30 con carril-bici en el asfalto.
Para llegar a todas estas conclusiones, se ha comprobado el comportamiento habitual de los usuarios de la bici en diez puntos de la ciudad. En calles como Nieves Cano, La Paz con Independencia, Paseo de la Senda con Florida, Avenida de Gasteiz con Badaia o Juan de Garay con Portal de Arriaga. Pero también en Sancho el Sabio, Jacinto Benavente, Portal de Castilla, Paseo de Cervantes y Avenida de Judimendi.