COMO cada año durante estas fechas, miles de aves eligen España como territorio de paso durante sus migraciones. La naturaleza es algo enigmática, y resulta difícil de creer que un pájaro con tan sólo diez gramos puede llegar a cruzar en solitario y de noche toda Europa, el Estrecho de Gibraltar y el desierto del Sáhara para pasar el invierno en el África subsahariana. Pero es así. Hoy en día, con la ayuda del anillamiento, se pueden conocer las largas trayectorias que realizan estos animales, a qué países viajan o si suelen repetir zonas donde descansar, entre otras consideraciones. Y eso es precisamente lo que técnicos especializados hacen estos días en el parque de Salburua: anillar las aves para identificarlas y localizar todos sus movimientos.

Agosto y septiembre son los meses del año que estas aves eligen para hacer escala en distintos territorios del Estado mientras bajan al sur en busca de un mejor clima. Para descansar, suelen elegir humedales como el de Salburua. Normalmente, en los cielos gasteiztarras se suelen ver bandadas de gansos o grullas, pero este seguimiento se hace a aves menos habituales, como papamoscas, cerrojinos, carriceros comunes, carricerines o incluso algún carricerín cejudo, única especie de ave pequeña que está amenazada de extinción en Europa, y para la que Salburua se convierte en lugar destacado durante su viaje. Luis Lobo, técnico del Departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Vitoria, recuerda que "si no fuera por el anillamiento nadie creería que un pajarillo de estos, de apenas diez gramos de peso, pueda viajar desde Bélgica hasta Mali, en solitario, y la mayoría del tiempo de noche". Explica cómo, poco a poco, con ayuda de esta técnica consiguen desentrañar los increíbles fenómenos de la naturaleza.

Para conocer mejor los hábitos y situaciones de estos pájaros, a principios del pasado mes de agosto se inició en Salburua la undécima semana de anillamiento, la cual se prolongará hasta el próximo 27 de septiembre. Iván de la Hera, anillador de la asociación Txepetxa, explicó como esta técnica cuenta con quince redes divididas en dos áreas, un total de 177 metros de red, ocultas y desplegadas durante veinte minutos antes del amanecer para aprovechar los momentos de mayor actividad de las aves hasta mediodía. Para no ocasionar daño a los animales, mientras se mantienen abiertas, el anillador y sus colaboradores pasan cada media hora aproximadamente a recoger las aves atrapadas en las redes e introducirlas en unas bolsas de tela llamadas colectoras que las transportan hasta la zona donde se lleva a cabo al anillamiento. Una vez trasladadas se acercan a una mesa de camping instalada, alejada de los caminos que discurren por Salburua y que forman parte del Anillo Verde. Allí cuentan con los instrumentos necesarios para realizar el procedimiento que no se demora muchos minutos, para intentar liberar al animal lo antes posible. Con unas tenazas se coloca en las patas unas anillas con un código alfanumérico que identifica individualmente a cada animal, como un DNI. En ellas también aparece la entidad que gestiona la información de ese pájaro, que en el caso de Salburua es la Sociedad de Ciencias Aranzadi.

Además de colocarles la identificación en las patas se procede a identificar la especie, la edad y el sexo y se toman una serie de medidas biométricas del ala, y datos fisiológicos del animal. "Son datos que están estandarizados a nivel europeo y todos los anilladores en Europa toman los mismos para que puedan compararse entre sí", señala Lobo. Al final de cada campaña, la información recopilada se envía a una central de coordinación a nivel europeo, que está en Suiza. "El anillamiento sin ese trasvase de información no serviría de nada", explica el técnico de Medio Ambiente.

Desde que empezó la campaña de anillado en Salburua ya han captado nueve aves anilladas en otros países europeos, como un carricerín cejudo anillado en Francia. Según Lobo, son unas capturas muy interesantes porque les permite establecer parte de su ruta migratoria. Además, al contar con los datos anteriores de ese animal pueden comprobar si ha engordado o si se ha musculado más o menos desde la última vez. Aún es temprano para tener una estimación del número de anillados en Salburua durante esta campaña porque "la migración va a pulsos y todavía esperamos días en los que podamos capturar 200 o más", puntualiza De la Hera.