comenzaron el pasado día 16 los festejos en honor a su patrón San Roke con La Fora del vino para, como marca la tradición, elegir el caldo que regaría la ancestral comida del último domingo de agosto en el pórtico de la iglesia de San Pedro de Lamuza. Y ayer, fueron los encargados de poner el broche de oro a las fiestas patronales de Llodio. Hablamos de la Cofradía del señor Sant Roque, fundada en 1599, que ayer reunió en el citado ágape a la friolera de 376 cofrades, cuatro de ellos mujeres, en torno a 94 mesas.
La campana que, a las dos en punto, dio la señal a los cocineros de que podían empezar a servir los platos la tocó la invitada especial de este año: María Ángeles Arbaizagoitia, presidenta de ASASAM (Asociación Ayalesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental). Tras el rezo dando las gracias "por los alimentos que vamos a tomar", todos ellos pudieron empezar a dar buena cuenta de un menú que "no ha variado en los últimos 140 años, aunque hace 70 se introdujo el medio pollo por comensal, para acompañar a la tradicional sopa de pistola, cocido de garbanzos con berza, vainas y tocino, zancarrón con tomate, y pera, además de café, copa y puro para los que quieran", detalló Manolo, uno de los portavoces de esta entidad con 414 años de historia, a la que también pertenecen el ex lehendakari Juan José Ibarretxe, o el actual alcalde de Llodio, Natxo Urkixo, o el delegado del gobierno en Euskadi, Carlos Urquijo, también presentes ayer en la cita.
Tampoco faltó el bodeguero, Jesús Pascual de Hermanos Pascual Miguel de Baños de Ebro. No en vano, su vino, un tinto de 13,5 grados, ha sido el escogido esta edición para regar la comilona. "Hemos traído 25 cantaras, lo que equivale a 400 litros", explicó a DNA. Y es que otra curiosidad de este evento gastronómico es que cada cuatro personas se colocan jarras de cuatro litros, con una hogaza de pan encima, que "son joyas de museo en sí mismas, pues muchas de ellas son de hace más de 200 años", apuntaron.
El vino de la Bodega Berarte, caldo que ha quedado este año en segunda posición de entre los nueve convocados, regó las morcillas que asó la Cofradía de San Roke el sábado. Y es que esta entidad no se limita a organizar actos en su día grande de fiestas, sino que participa de forma activa en el programa. Una de las novedades que han aportado a esta edición ha sido la exposición pictórica que alberga la casa de cultura de Lamuza, en la que Antonio Aldama hace un recorrido al óleo por rincones de un Llodio ya desconocido. "Ha tenido tal éxito que hemos decidido prolongarla hasta el 2 de septiembre", explicaron quienes ayer estuvieron desde las 06.30 horas al pie del cañón, para que la jornada saliera a pedir de boca.
No en vano, la Cofradía también fue ayer la encargada de retornar la imagen del patrón a su ermita, donde tuvo lugar una misa que, como siempre, dejó pequeños el templo y campa adyacente, dada la cantidad de fieles que acudieron al evento. Éste contó con la actuación de los txistularis de Lankaietako Lagunak y la Coral Santa Lucía, a quienes les tomó el relevó la agrupación musical San Roque, que ofreció un animado concierto en la Herriko Plaza, a partir de las 13.00 horas.
Mientras, en la plaza de toros fueron cientos las personas que disfrutaron de unas vaquillas a las que a la tarde les tomó el relevo una novillada sin picadores a cargo del salmantino Alberto Escudero, el madrileño Jesús Martínez y el sevillano Andrés Roca Rey.
Los últimos compases de las fiestas los pusieron los integrantes del grupo de mariachis Elegancia Mexicana, una diskodantza y una verbena con Egan. Al filo de la medianoche, partió del instituto una kalejira con la mascota de fiestas, el perro Roketxu. Se apagaron las luces de las calles y los habitantes, portando velas, siguieron al inseparable amigo del patrón hasta la hoguera en la que se fundió no sólo su imagen, sino también la presente edición festiva.