vitoria. Las asociaciones protectoras realizan siempre un trabajo silencioso fundamental para el bienestar de los animales. En el caso de la vitoriana Apasos, su labor -entre otras muchas tareas- pasa por buscar un nuevo hogar a los perros que acaban en el Centro de protección de animales de Armentia, donde trabajan mano a mano con los empleados públicos del recinto gracias a un convenio de colaboración con el Ayuntamiento gasteiztarra. Para el portavoz de la asociación, Martín Molinero, la decisión de la Diputación de dejar en manos de cada municipio la recogida de los perros supone "un retroceso de decenas de años en la protección de los animales".

"Nos quieren hacer creer que cada ayuntamiento se va a hacer cargo de pagar cientos de euros para ayudar a salvar la vida de un animal cuando no tienen dinero ni en muchos casos voluntad. ¿Quién va a controlar que realmente se hacen cargo de ellos? Al final, si no existe el perro, no se paga", critica con rotundidad antes de apuntar que los animales abandonados acabarán "muertos, atropellados o alguien se los cargará". "Si hasta ahora ya costaba que llamaran para recogerlos cuando no les costaba un euro imagina ahora. Nadie se puede creer que si encuentran un perro atropellado a las doce de la noche van a hacerse cargo de él ellos con sus propios medios y un dinero que no tienen", asume.

"¿Pretende la Diputación que cuando en un pueblo encuentren un perro lo dejen atado a una farola? ¿O que se lo lleve un alguacil a su casa? Ya sabemos qué va a pasar con ese perro. Al final acabarán entrando menos perros en la perrera de Vitoria, pero no será porque la gente esté más concienciada", apunta Martín Molinero desde la asociación protectora de animales de Álava, que además recuerda que no todo el mundo puede acudir a recoger un perro -"puede ser agresivo y herir a la persona que lo coja"- y que el recinto donde el municipio deposite al animal "tiene que cumplir unas características específicas y no vale cualquier lugar".

maltrato animal Por otra parte, la Ertzaintza ha puesto en conocimiento del juez 90 posibles casos de maltrato animal y ha detenido o imputado a siete personas por casos de especial gravedad en los últimos tres años. En marzo del año pasado un hombre de Portugalete amarró las extremidades y hocico de su perro y lo golpeó con una barra de hierro. En septiembre de ese mismo mes una mujer de Bilbao arrojó a su perra desde el balcón de su domicilio. Este año, un juzgado de Bilbao condenó a cuatro meses de prisión a un hombre que disparó con su escopeta a un perro. Tres ejemplos de una larga lista de maltrato animal.