E NTRE que eran las fiestas mayores, había verbena, los discobares ofrecían buen ambiente y la lluvia de las Pléyades dejó también muchos trasnochadores, ayer a las ocho y media de la mañana ya había mucha gente dispuesta a divertirse con la suelta de las vaquillas. Era la primera actividad del día, tras el reparto de una sabrosa taza de chocolate caliente preparado por la asociación Marrate y afortunadamente no hubo que lamentar ningún susto salvo algunos saltos de los jóvenes sobre las barreras para protegerse de las embestidas. Una vez que se hubo despejado de vallas protectoras la calle, sonaron las campanas avisando de la celebración de la misa en honor a los Santos Mártires de Cardeña, que es a quienes se debe la celebración de esta fiesta en Labastida.

Las reliquias que se conservan en la iglesia pertenecen a los Santos Mártires de San Pedro de Cardeña, en Burgos y, según cuenta la historia, parece ser que en el año 934, el califa de Córdoba Abd al Rahman III realizaba una de sus más duras campañas contra territorio cristiano. En ella atravesaba la provincia castellana de este a oeste, desde Cerezo hasta Oña y Burgos, dirigiéndose luego a Palenzuela para girar de nuevo al este por el valle del Arlanza, arrasando Lerma y Clunia. Sería de camino a Burgos cuando recibe la noticia de la existencia del monasterio de San Pedro de Cardeña. Allí se fue para matar a los monjes y quemar todas sus posesiones. Los documentos cristianos verifican la cifra de 200 los monjes martirizados en el ataque al monasterio. Fueron canonizados en 1603, acontecimiento que suscitó una fuerte demanda de reliquias, de las que algunas fueron a parar a Labastida en el año 1606, una vez construida la nueva iglesia parroquial de la Asunción.

Terminada la misa comenzaron los sones de la música a recorrer las calles con la banda Marrate y los gaiteros de Elciego mientras en otros lugares de la villa se iban abriendo las actividades para los más pequeños en un día de fuerte calor. Precisamente para combatir las altas temperaturas de estos días, el Ayuntamiento habilitó un ajedrez en la plaza del colegio que tiene la deliciosa virtualidad de soltar chorros de agua. Así que, tanto para limpiar las manchas del vino provocadas por el Pellejo, como para refrescarse, esta fuente-ajedrez, se ha convertido en el lugar de reunión.

Llegado el mediodía se llevó a cabo la procesión con el arca que contiene las reliquias de los santos y al regreso al templo se volvió a celebrar otra misa, ésta de carácter solemne y cantada. Y después... a la calle, a seguir disfrutando del poteo. Y allí, una de las protagonistas fue la sidra, cuyas botellas se veían pasar de mano en mano entre los vecinos y visitantes para demostrar quién escancia mejor, sin derramar la mitad sobre la calzada. Y como de esta sólo hay que beber el culín del vaso, el trasiego era impresionante. Mientras se disfrutaba de ese agradable ejercicio de escanciador, los fantásticos músicos de la banda Marrate ofrecieron un concierto.

La tarde comenzó tranquila, con la apertura de los juegos infantiles en la piscina y un festival de pelota profesional, que enfrentó a Lemuno y Tainta y, a continuación, a Idoate y Begino contra Urrutikoetxea y Apraiz. A su término la calle comenzó de nuevo a moverse. Unos fueron a la plaza, donde estaba la orquesta Passarela, mientras que otros, los más jóvenes se desplazaron a las barracas de la explanada de la ikastola.

La fiesta todavía tiene dos días por delante, ya que la subida del Pellejo está prevista para el miércoles. Hoy habrá un tren neumático, jotas con Voces del Ebro en la plaza la Paz y txistorrada en la plaza organizada por la asociación de jubilados San Ginés. Para la tarde, campeonato de mus relámpago, nuevos viajes en el tren neumático y teatro en la calle con Malas Compañías.