Salvo casos muy puntuales, hambre no existe y situaciones de malnutrición infantil grave tampoco". Con estas palabras despeja el Ararteko, Iñigo Lamarca, cualquier atisbo de duda sobre las dentelladas de la crisis en la alimentación de los menores vascos. Una alarma reactivada esta semana en Catalunya, donde 50.000 niños sufren carencias alimentarias, y de la que a Euskadi no llega ni su resplandor. "Pueden estar más o menos alimentados en cuanto a que hay estrecheces, pero desnutrición en absoluto, ni de lejos", confirman con rotundidad desde Cáritas Bizkaia.
El aumento de la pobreza infantil, constatado por múltiples informes, ha dirigido el foco hacia las despensas de las familias más desfavorecidas. "Hay suficientes datos para afirmar que no existen situaciones de hambre y tampoco malnutrición infantil en términos numéricos relevantes, aunque sí hay algunas familias que no pueden dar a sus hijos e hijas alimentos con proteínas, como carnes y pescados, con la frecuencia que los expertos consideran deseable", admite el Ararteko. En concreto, tal y como se recoge en el estudio sobre el impacto de la crisis en la infancia que la institución hizo publico en enero, el 3,6% de la población vasca vive en hogares que no pueden costearse una comida con proteínas al menos cada dos días. "Seguramente sean familias que no pueden acceder a las ayudas sociales, ya que, por ejemplo, la Renta de Garantía de Ingresos exige tres años de empadronamiento", apunta Lamarca, quien insta a "extremar la vigilancia y redoblar esfuerzos para que la alimentación de todos los niños y niñas en Euskadi sea la debida en cantidad y calidad".
Se cumplan o no los requisitos para acceder a ciertas prestaciones, los menores vascos tienen cubiertas sus necesidades más básicas. "En Euskadi hay un sistema de ayudas sociales muy superior al que existe en otras comunidades autónomas del Estado. Todos los analistas coinciden en señalar que el hecho de que los índices de pobreza sean muy inferiores a la media estatal e incluso algo inferiores a la media de la Unión Europea se debe a la existencia de estas redes", subraya Lamarca. Para dar respuesta a aquellas situaciones que no cubren las ayudas sociales, añade, "están las organizaciones sociales y los bancos de alimentos, que están haciendo una labor formidable". Entre todos, concluye, "se puede decir que se cubre el 100% de las necesidades y, por tanto, situaciones de hambre yo estoy en condiciones de afirmar con bastante seguridad que no existen".
Polémicas declaraciones del PP
La responsabilidad no es solo de los padres, recuerda el Ararteko
En caso de que un menor se sentara ante un plato vacío un día tras otro, los pilotos no tardarían en encenderse en Euskadi. "Tenemos una red muy amplia de servicios sociales de base, pediatras, escuelas... Un amplio elenco de profesionales que pueden llegar a detectar casos de malnutrición grave, de debilidad en el niño o la niña, y no nos consta que los haya", reitera el Ararteko. Los servicios de atención primaria del Instituto Catalán de la Salud, en cambio, ya habían atendido hasta el pasado mes de junio a 750 menores con síntomas de desnutrición. El dato, dado a conocer esta semana por el defensor del pueblo catalán, suscitó la reacción del portavoz adjunto del PP en el Congreso, Rafael Hernando, quien manifestó que los casos "puntuales" de desnutrición que pueda haber son "una responsabilidad que corresponde a los padres". Unas declaraciones, criticadas por la oposición, y matizadas por el propio Ararteko. "Los máximos responsables de la educación y crianza de los hijos son los padres y, por tanto, también de la alimentación, pero, según la normativa existente, todas las administraciones y poderes públicos tienen el deber de velar por el interés superior del menor. Por tanto, si se detectan casos de malnutrición infantil o de hambre, las administraciones han de adoptar las medidas pertinentes para hacer frente a esas situaciones. Eso está fuera de toda duda, porque es un deber que dimana del ordenamiento jurídico", afirma Lamarca.
Cerrados los comedores escolares, con los que se garantiza al menos una comida completa al día a los menores más desfavorecidos, surge la duda de que se estarán llevando a la boca en verano. "Aquellos casos de pobreza grave, que aseguran la alimentación a través de los comedores escolares, en periodos vacacionales tienen recursos a través de las ayudas económicas, las organizaciones sociales, como Cáritas o Cruz Roja, o los bancos de alimentos", detalla el Ararteko.
También desde el Ayuntamiento de Bilbao lanzan un mensaje tranquilizador y recuerdan que en el País Vasco la Renta de Garantía de Ingresos garantiza un presupuesto mínimo a las familias. "Este sistema constituye un gran avance respecto a nuestro entorno y permite que funciones básicas como la alimentación se puedan afrontar en los hogares en las fechas en que no hay servicio de comedor escolar", suscribe Paco Dehesa, director del Área de Acción Social y Vivienda.
Las familias con dificultades para hacer frente a sus necesidades básicas pueden beneficiarse, además, de las ayudas de emergencia social, prestaciones especiales municipales y programas convenidos con otras entidades. "Ninguna familia que se acerque a los servicios sociales municipales en situación de extrema necesidad va a verse privada de recursos para afrontar la alimentación suficiente en cantidad y calidad de los menores", garantiza Dehesa, quien coincide con el Ararteko en su radiografía. "Existe un sistema de detección de situaciones de desprotección de menores razonablemente eficaz y las intervenciones por desprotección en situaciones de desnutrición infantil son casi inexistentes", afirma.
Hacen falta latas, leche y café
Cáritas afirma que "hay apuros, pero se están cubriendo"
Tampoco en Cáritas Bizkaia, donde a diario ponen rostro a la pobreza, difieren del diagnóstico. "No hay emergencia alimentaria más allá de que efectivamente hay apuros, pero se están cubriendo", resume Ana Isabel de la Torre, responsable del Departamento de Base Social. Ni siquiera el fin de curso se ha dejado notar. "Desde que se han cerrado los comedores escolares no hemos tenido más demanda ni ninguna situación que nos lleve a pensar que lo que cubrían los comedores ahora las familias no lo están cubriendo", señala esta profesional.
Con los vales de supermercado, las ayudas económicas y la red familiar quien más quien menos llena la cazuela. "Les aconsejamos que compren alimentos básicos y también hacemos hincapié en las proteínas, en el pollo, porque a través del banco de alimentos y de otras muchas iniciativas la necesidad del primer plato está cubierta", señala De la Torre, quien aclara que estos vales tienen un importe limitado y unas restricciones. "En las cajas saben en qué se pueden emplear. No pueden pasar, por ejemplo, una botella de whisky, con lo cual está orientada la compra", apunta.
La carencia de proteínas en la dieta de los niños no siempre se debe a la falta de ingresos. "Hay que tener en cuenta también la clave educacional porque hay mucha gente que le da al niño un donut y eso no tiene que ver necesariamente con que no se tenga para poder comprar sardinas, sino con la comodidad".
Cáritas también se afana en asesorar a quienes organizan campañas de recogida de alimentos para que se centren en aquellos que resultan más necesarios. "Les decimos que procuren no recoger ni legumbres, ni pasta, ni arroz y les intentamos desviar a alimentos que hacen falta en nuestros servicios residenciales, como la leche, el café o las latas, por ejemplo, de bonito o sardinas", detalla esta responsable. De esta manera, pueden invertir el presupuesto destinado a este tipo de productos en "pagar recibos de la luz o fortalecer el servicio psicológico para que puedan ser atendidas más personas", ya que "en los hogares se están viviendo situaciones límite con el afronte de hipotecas o el deterioro de las parejas".
Pese a que la inercia nos lleva irremediablemente a la operación kilo, De la Torre insiste en que "hay muchas necesidades que está generando la crisis y que no pasan por la ropa o la comida". En este sentido, recuerda que "partimos de una situación en una sociedad occidental, donde las necesidades básicas en principio no están puestas en riesgo hoy por hoy en el País Vasco", por lo que hay que mirar más allá y cubrir también otros ámbitos, como el ocio. "La pobreza va mucho más allá que comer o no comer, porque no estamos en África".
"Hay familias que no pueden dar a sus hijos carne y pescado con la frecuencia deseable"
Iñigo Lamarca
Ararteko
Informe del Ararteko
La cifra
3,6%
l Déficit de proteínas. Un 3,6% de la población de la CAV vive en hogares que no pueden costearse una comida con proteínas al menos cada dos días, un porcentaje superior al registrado en 2008 (2,3%).
l Restricciones en alimentación. Una cuarta parte de las familias vascas (26%) señaló en 2009 haber tenido restricciones económicas en alimentación. Cabe pensar que en los últimos años la cifra ha podido aumentar significativamente y, por tanto, también el número de menores que se ven afectados.