Vitoria. Los empresarios alaveses del sector del camping reconocen que su evolución económica es larga y "cíclica", focalizándose cada vez más su cliente, eso sí, hacia un perfil muy concreto. El formado por un matrimonio con hijos pequeños, de clase media y con cierta estabilidad laboral. "En Euskadi nuestros clientes son así y van cambiando de vehículo conforme les vaya la vida, no tanto por capricho", explica Txema Sánchez, de Autocaravanas Norte, que simplifica la génesis de su negocio con abrumadora simpleza. "Esto es un turismo muy extremista, o lo adoras desde el principio o lo odias".
Ibaia, desde 1960 Un vistazo por el camping de Ibaia, el más veterano de todos los alaveses y que desde hace poco regenta el empresario alavés Gumersindo Ibáñez, Gumer, confirma que los que se enganchan al mundo de la autocaravana continúan ganando terreno a quienes se decantan por las caravanas, los bungalows y, sobre todo, las tiendas de campaña de toda la vida, probablemente la opción más residual de todas y la que tienden a utilizar los clientes más jóvenes. Razones económica lo explican. Junto a ellos son habituales grupos de extranjeros -holandeses, belgas y franceses, fundamentalmente- y familias vascas como los García, que llevan años veraneando en este lugar, "muy próxima a Vitoria, a la zona de Rioja Alavesa y a la montaña", advierte el padre de familia, que muestra con orgullo el carro-remolque que acaba de instalar, y al que apenas le falta de nada. Una segunda vivienda de capricho a la que prácticamente no le falta de nada (cocina, salón, aire acondicionado, televisión, DVD, equipo de música...). "Tenemos todo lo necesario para disfrutar y descansar, y encima alejados del ruido", añade Carmen, su mujer.
Vistos los exitosos antecedentes sigue llamando la atención porqué Álava permanece a la cola en este asunto respecto al resto de provincias o porqué proyectos ambiciosos como el que un grupo de inversores trató de sacar adelante en las inmediaciones del Pantano de Ullibarri nunca terminaron por cuajar. Son cuestiones cíclicas también para las que Eduardo San Emeterio parece tener respuesta: "En Álava siempre nos ha faltado costa, amén de que el riesgo de meterse en una aventura de este calibre es muy alto y de que en estos momentos el acceso a la financiación es casi imposible".