Vitoria. Los servicios de emergencias que el miércoles por la noche auxiliaron a los heridos en Santiago no luchaban solo contra el reloj y la catástrofe, luchaban contra la tecnología. "Los trenes se hacen con muchas medidas de seguridad. Las vías son una ciudad dentro de una ciudad, hay barreras, muros... y hay que cortar los accesos. En los recorridos de alta velocidad hay cercados de cemento, vallas.. eso origina que acceder desde fuera sea muy difícil. Así que el gran problema es que había que lograr entrar a la vía y luego al interior de los vagones", explica José Antonio Fernández, un veterano técnico vasco de intervención de Emergencias, curtido en catástrofes como el avión estrellado en el monte Oiz o el terremoto de Haití, "lo más fuerte que he visto nunca".
A juicio de este experto de Atención de Emergencias del Gobierno Vasco, "solo los bomberos tienen equipos especiales para romper los cristales que cada vez están más blindados. No hay apertura manual de las puertas. Los cristales están sometidos a unos elementos de seguridad súper estrictos... Los trenes nuevos son parecidos a aviones", declara Fernández que estos días está viviendo de primera mano la coordinación con los equipos gallegos.
De hecho, el procedimiento establece que cuando en Euskadi se tiene conocimiento de un suceso de estas características, donde puede haber ciudadanos vascos afectados, se abre una actuación compartida en SOS Deiak. "En esa acción nos pusimos en contacto con SOS Galicia para conseguir un teléfono que facilitar si llamaba algún ciudadano vasco. Además, a nivel institucional, el lehendakari Urkullu hizo un ofrecimiento de ayuda, tanto en el campo de la seguridad como en el de la salud, al presidente de la Xunta. Además nosotros -prosigue el técnico- desde Atención de Emergencias, hemos hecho un preaviso a voluntarios de Cruz Roja de Euskadi para poder desplazarse a Galicia para prestar apoyo psicológico igual que cuando asistieron a víctimas del 11-M o del terremoto de Lorca".
Esta ayuda no ha sido necesaria. "Ellos han estado pendientes, aunque finalmente no ha llegado a desplazarse ningún miembro del Departamento de Seguridad porque no ha sido necesario. También se hizo el ofrecimiento de reservas de sangre que tampoco se han usado", precisa José Antonio Fernández.
Una vez transcurridas los primeras horas, desde el servicio de Atención de Emergencias se estaba pendiente de si había algún fallecido de origen vasco "con el fin de establecer acciones concretas de cara a organizar funerales, facilitar apoyo preventivo de profesionales de Cruz Roja o Dya, pero parece que no se va a producir porque las últimas informaciones que estamos recibiendo es que ni ni la fallecida guipuzcona ni la alavesa van a ser enterradas en el País Vasco".
No obstante, Fernández asegura que "la estructura de Emergencias está perfectamente engrasada para funcionar con nuestros profesionales y con nuestros voluntarios". "Tenemos unas tácticas operativas aprobadas por el Departamento de Seguridad con el visto bueno de todos, bomberos, Osakidetza, policías locales... Allí se detallan las acciones de cada servicio y sus responsabilidades en el siniestro". En su opinión, la coordinación in situ es el problema fundamental. Por eso, en las últimas inundaciones se han organizado mesas de crisis.
La última deriva, a juicio de José Antonio Fernández, sería "ver si hay heridos vascos, algo que nosotros aún desconocemos, y si una vez estabilizados, quieren ser trasladados a Euskadi. Entonces trataríamos de hacer el trasvase de hospitales de Santiago de Compostela a hospitales vascos", remata.