SANTIAGO DE COMPOSTELA. El titular del Juzgado de Instrucción 3 de Santiago de Compostela ha ordenado a la policía judicial que tome declaración como imputado al conductor del tren, quien reconoció nada más descarrilar que circulaba a 190 kilómetros por hora en un tramo que tiene como límite 80, aunque se desconocen los motivos de este exceso de velocidad.
"Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer", dijo entonces el maquinista Francisco José Garzón, quien, después de ayudar a algunas de las víctimas en el lugar del suceso, ha sido ingresado en el Hospital de Santiago, donde la policía podría interrogarle, han informado fuentes jurídicas y sanitarias.
Después de contestar a las preguntas de los agentes judiciales y cuando su estado de salud lo permita, el juez tomará declaración a Garzón, así como a su acompañante, a viajeros y testigos.
Por ahora no se ha podido realizar la prueba de alcoholemia protocolaria tras los accidentes a este maquinista de 52 años, que llevaba conduciendo trenes desde el año 1998-2000 y dirigiendo convoyes de alta velocidad en la línea Madrid-Ferrol en los últimos doce meses, porque desde un principio ha quedado bajo la custodia de la policía judicial, han indicado fuentes de Renfe.
El magistrado instructor ya tiene en su poder la caja negra del convoy, que podría dar más pistas sobre si la razón por la que iba tan rápido era un fallo humano o técnico, así como si hubo otros factores que pudieron influir en su salida de la vía.
Presumiblemente analizará también una grabación de vídeo difundida en Youtube de diez segundos que muestra el momento del descarrilamiento y que, en espera de su verificación, parece "real", a juicio de fuentes de ADIF (Administrados de Infraestructuras Ferroviarias) consultadas por Efe.
El tren es un Talgo 250 Dual que empezó a operar en 2012 y puede circular a velocidades máximas de 250 kilómetros por hora en el ancho de vía internacional y a 220 en el ancho español.
Según Adif, la infraestructura de señalización en el punto en que se produjo el accidente era la adecuada y el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, ha asegurado que ayer por la mañana el convoy pasó una revisión.
En opinión del secretario general del sindicato de maquinistas (Semaf), Juan Jesús García Fraile, el siniestro tuvo que deberse a "una suma de circunstancias", y no solo al exceso de velocidad.
Aparte de la judicial, una investigación paralela sobre el siniestro podría arrojar más luz sobre sus causas: la iniciada por Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF), organismo independiente adscrito al Ministerio de Fomento.
Mientras prosiguen las pesquisas policiales y judiciales, cincuenta miembros de la Policía Científica trabajan en la labor de identificación de las 80 víctimas, según el último balance oficial, que añade 35 heridos críticos, cuatro de ellos niños.
Durante la pasada noche se han traslado desde Madrid veintitrés agentes y otros tres del Grupo Operativo de Intervención Técnica, entre ellos un equipo avanzado expertos en dactiloscopia, necrorreseña, ADN, vídeo y fotografía, así como en técnicas identificativas.
Para confeccionar la relación de fallecidos -hasta ahora se han identificado 53 en una lista que se facilitará a las diez de la noche- se ha usado también ADN facilitado por familiares de víctimas que no estaban en Galicia.