vitoria. Desde que a Juan Pablo II se le ocurrió introducir una cuarta serie de Misterios, los Luminosos, la Cofradía de la Virgen Blanca supo que esas imágenes debían incorporarse a su imponente Rosario de los Faroles. La idea de construir una carroza pentagonal que incluyera los cinco momentos mas significativos de la vida pública de Jesús con doce faroles de mano -diez Ave María, un Padre Nuestro y un Gloria- surgió en 2008, desde la sección de claveros. "De Jesús Mari González, concretamente", recuerda el abad de la hermandad. En 2011 se encargó el proyecto de la carroza a Mikel Delika, pero al tiempo quedó aparcado por la crisis. No había dinero. Entonces el maestro vidriero decidió tomar las riendas: llegaba el 400 aniversario y había que celebrarlo con la nueva pieza. "¿Cómo no íbamos a tenerla?", inquiere. La asociación justo le pagó el material, "lo demás poco a poco", y el pasado mes de mayo rubricaron el acuerdo. Desde entonces, ha ido dando forma a su creación, dibujando los bocetos, recortando los cristales, montándolos... Con prisa, sin pausa, ya sólo quedan remates.
Mikel habla en primera persona del plural, aunque casi todo el trabajo ha salido de sus manos. "Hemos hecho unos bocetos muy contemporáneos, porque al lado tenemos una colección del siglo XIX y preferíamos ser exquisitamente respetuosos con el conjunto, creando un diálogo perfecto", explica el maestro. Además, la carroza engloba todas las técnicas empleadas en los otros misterios: ácido, esmalte, grisallas, encalados... "Estoy orgulloso del resultado", confiesa el artista. Desde luego, pasión le ha echado. Como los cofrades de la Virgen Blanca, es un enamorado del Rosario de los Faroles. "Cuando vienen maestros vidrieros amigos míos y ven el museo se quedan maravillados y les sorprende que no se conozca más ya que es nuestro pequeño Guggenheim", afirma, "pero es una cosa muy de Vitoria y de Álava no saber apreciar nuestros tesoros".
Quizá esa falta de valoración es la que ha hecho que todavía no haya dinero para pagar la carroza ni quepa margen para plantearse la construcción de los faroles. Y eso que este primer proyecto costaba 35.000 euros. mucho para la Cofradía pero no tanto si las instituciones, las mismas que presumen de mimar el patrimonio de su tierra, colaborasen. "Yo siempre digo que a escote no hay nada caro", afirma Sáez de Santa María. No obstante, el abad está tranquilo. Cree que acabarán llegando ayudas y adelanta que si se encontrara un donante su nombre aparecería en la obra. Además, como siempre dice, "yo confío en la Providencia". La misma que le envió a Delika para crear las vidrieras, así como a Iñigo López de la Calle para el armazón y a Pedruzo para las ruedas.